SeokJin es un chico amable, guapo, generoso y sobre todo humilde. Esta cursando su último año de psicología, a la edad 24 años. Creció en un orfanato donde en su mayoría asistían monjas y adoptado por una buena familia, algunas veces el regresa a es...
NamJoon se encontraba desayunando tranquilamente con su querida abuela, en la gran mansión que sus padres le habían obsequiado desde que ellos se habían ido del país para poder atender las demás empresas que estaban abriendo y las que estaban por abrir, por ejemplo las primeras que fueron abiertas fueron en Taiwán y China, las demás estaban listas para ser distribuidas en gran parte de Asia y en otros continentes. El chico vivía sólo con su abuela aunque más que su abuela él la consideraba como una madre ya que fue quien lo ha cuidado desde muy pequeño y le ha enseñado muchas cosas para ser una persona independiente como lo es hoy en día. De vez en cuanto sus padres lo llamaban para ver cómo estaba él y su abuela, algunas veces lograba hablar con ellos y otras veces simplemente no podía porqué tenía mucho trabajo de la empresa, había veces en las que no dormía o comía por la gran carga de trabajo que tenía, y por esas cosas no solía salir mucho.
NamJoon había tenido una pareja antes pero lo terminó por el motivo más reconocido y común, el muchacho le había sido infiel y desde ese momento no ha procurado en buscar pareja ya que él siente que está bien solo, con su soledad y su amada abuela, no quiere que lo vuelvan a lastimar ni que lo usen como un juguete como alguna vez se sintió con sus padres.
Al terminar su desayuno fue a la cocina donde se encontraba su abuela ayudándole a limpiar y ordenar un poco el lugar antes de irse a su respectivo trabajo. A pesar de tener esa gran mansión con algunos mayordomos y amas de llaves, solía acomodar y ordenar sus propias pertenencias ya que su abuela desde pequeño le había enseñado los deberes del hogar, que implicaba cocinar y limpiar, lo básico para valerse por sí mismo, otra cosa que también le llegó enseñar fue el cuidarse a sí mismo. Ya en cuestión de un tiempo no necesitaba la ayuda de alguien más, aunque al principio fue algo difícil, algunas veces cometía algún error pero como le decía su abuela: "De los errores se aprende mi niño". NamJoon siempre continuaba con firmeza y no se dejaba caer fácilmente, en el transcurso de los años fue aprendiendo poco a poco, hasta que llegó a ser uno de los mejores empresario de toda Corea.
Al terminar de ayudar se dirigió a su habitación y en su gran armario buscó uno de sus atuendos formales favoritos el cual era de color negro con una corbata azul rey y unas líneas plateadas. Éste hacía juego con su color de cabello, pues lo tenía de un color ceniza.
La mayoría de los días iba al trabajo con traje formal; Nam se había arreglado de una manera algo coqueta, era un día importante, hoy iría a la empresa para firmar un contrato con un nuevo socio de Arabia, el peliceniza al ser un gran empresario le tocó aprender varios idiomas, sabía hablar la mayoría de ellos para poder comunicarse correctamente y más abiertamente con las personas, a pesar de ser aún algo joven a él le encantaría que sus padres observaran todo lo que ha logrado sin el apoyo de ellos, el muchacho no tenía hermanos era hijo único pero eso no le molestaba en absoluto, si había veces en las que se llegaba a sentir sólo pero tenía a sus mejores amigos Jungkook y Yoongi que los consideraba como sus hermanos.
Nam siempre que podía pasaba largos momentos con los niños del orfanato a los cuales le gustaba ir a visitar. Al lugar asistían puras monjas, cada vez que iba las mujeres lo recibían con los brazos abiertos; el peliceniza hacía donaciones al orfanato como también a otros lugares. NamJoon cada vez que podía jugaba con los niños y les traía alguno que otro obsequio el cual recibirían con mucho amor y cariño.
Al terminar de acomodarse bajó al primer piso de su enorme mansión de tres pisos y se despidió de su abuela con un pequeño beso en la mejilla.
El trayecto no fue para nada silencioso ya que iba ocupado hablando por el altavoz de su teléfono con su secretario personal Jung Hoseok sobre algunos de los pendientes y reuniones que tenía agendadas para ese día.
Hoseok tenía 27 años y llevaba unos cuantos años que trabajaba para NamJoon, el muchacho era muy bueno en su trabajo, siempre tenía una hermosa sonrisa en su rostro. Desde hace algunas semanas el chico le había comentado que se había comprometido y con una linda sonrisa amablemente lo invitó a su boda.
Al llegar saludo al personal que se encontraba en la recepción en esos momentos, no era para nada fácil ser dueño y presidente de dicha empresa, tomando en cuenta que es una de las más importantes de su país; todo eso era una tarea muy difícil y un tanto agotadora ya que al final del día siempre terminaba muy cansado, cuando llegó a su oficina inmediatamente se puso a trabajar, no sin antes saludar a su secretario, Hoseok le había avisado que más tarde tendría una reunión con algunos accionistas. Al pasar unos cuantos minutos sus mejores amigos y socios, Yoongi y Jungkook interrumpieron su silenciosa oficina, los cuales entraron con una sonrisa y un gran saludo. —Buenos días hermano, no te había visto llegar, ¿Cómo estás?— Pregunta Yoongi caminando en dirección al escritorio del contrario, él era el director general del área de diseño de ropa interior mientras que Jungkook, se encargaba del área de diseño de la vestimenta.
—Estoy muy bien, aunque algo cansado, anoche me quedé despierto hasta tarde firmando y organizando algunos documentos para los nuevos contratos planeados.— Nam rápidamente se colocó una mano en su cuello dándose un ligero masaje mientras bostezaba. Yoongi y Jungkook se preocupaban por el estado de salud de NamJoon, ya que a veces no comía ni dormía como era debido, algunas veces tomaba ciertas pastillas que le había recetado el médico, para controlar su falta de sueño. Pero ambos chicos sabían que eso no era del todo saludable, así que buscarían la manera de poder ayudar a su querido hermano para que se recuperará y volviera a ser el chico positivo y optimista de siempre.
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