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10 años después.

Aldea Escondida entre las Rocas.

—Mi papá me enseñó una técnica.

El cielo estaba despejado cuando habló de repente. El viento sopló fuerte y me entró algo de tierra en el ojo, lo cual fue molesto. La niña que se columpiaba hacía ya media hora a mi lado me miró con una mueca de compasión cuando mi ojo derecho comenzó a llorar.

Con miradas comunicamos lo que queríamos decir: "¿Estás bien?" "Sí, todo en orden". Para mi sorpresa, resultó que la niña rubia: era un niño rubio.

—¿En serio? Debes mostrarla. —miré a los niños a dos metros de donde me encontraba. Yo también sentí curiosidad. —Deidara, ven, Hiro nos va a mostrar la técnica de su papá. —el niño (que llegué a pensar que era una niña) dejó de columpiarse a mi lado para ir con ellos.

—Que sea rápido. —respondió molesto. El niño presumido abrió un pergamino con un sello y éste expulsó un humo extraño sobre el lugar. La mitad me lo tragué yo, por lo que, en consecuencia, comencé a toser.

«Primero la tierra y ahora esto

—Miren. —la niña me señaló. Por lo que me alarmé. En las historias que leía siempre ésta era la parte en la que se le descubría una anomalía a la protagonista, sufría bullying de por vida y se hacía mala hasta que venía un niño rubio, le mostraba lo bueno que era tener amigos y finalmente se volvía buena. —Tiene dos chakras. —de repente pegó un grito que me sobresaltó hasta mí.

—¡Hay otra persona dentro suyo! —el niño presumido también gritó.

—Es mi con conciencia. —me apresuré a contestar, pero ya no me escuchaban.

Diablos, ¿Cuánto debería esperar al niño rubio antes de superar mi trauma?

—Se mueve, ¡Se mueve! —no lograba entender nada hasta que giré mi cabeza a un costado y me encontré con otro niño, su cabello era rojo vivo y sus ojos de un verde claro.

~Hola, Kokomi.

Estaba hablando en mi mente, siempre escuché su voz, pero jamás lo había visto. El único que quedaba en la escena era el tal Deidara, los otros dos habían salido corriendo.

—¿Cómo es posible? —lo miré.

—No lo sé... —alcancé a decir. Cuando el humo se dispersó, Shin se fue con él. —Ahora seré el fenómeno de la aldea y a penas tengo diez años de vida. —Deidara se encogió de hombros.

—Tienes suerte, en la Aldea de la Arena los pelirrojos consiguen su primer trauma a los seis años y en Konoha, los de pelo negro obtienen su trauma a los siete.

—¿Los de pelo negro a los siete? Menos mal que vivo en la Aldea de la Roca. —Deidara asintió.

—Secundo lo que dices, los rubios en Konoha obtienen su trauma al nacer y si tienen ojos celestes se les sella un biju para que sufran bullying.

—¡Oye, ese es el que me va a ayudar a superar mi trauma mostrándome la magia de la amistad!

—Eso mismo... —nos miramos. —¿Qué se siente tener un trauma? —me encogí de hombros.

Sin compromisos | Deidara, Sasori Y Tu |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora