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Días más tarde.

12:12pm, Academia Ninja de Konoha.

En el momento que Sasuke entró en mi campo de visión camino a la academia no pude sacarle la mirada de encima.

Se sentó tranquilo en un banco fuera de ésta y esperó, quería suponer, a sus compañeros. Los míos aún no llegaban, así que lo imité.

—¿Mi hermano te cortó el brazo? —preguntó repentinamente. Yo me encogí de hombros.

—Luego de matar a Izumi. —el recuerdo era horroroso, sin embargo no me causaba nada. —Traté de huir, pero en el intento perdí el brazo.

Me miró detenidamente un largo rato. Lo vi directo a los ojos y me encontré sintiendo algo parecido al desconcierto. Me recordaba a Itachi, pero a diferencia de otros recuerdos si se sentía real.

—Si sabías que era una Uchiha, ¿por qué nunca me hablaste? —suspiró cuando corté el silencio y el tenso intercambio de miradas.

—Primero Itachi, luego perseveraré el clan. —sentí arder mi rostro.

—No tomaré parte de esa responsabilidad como si de salvar una raza en peligro de extinción se tratase. —Sasuke parecía ofendido y frunció mucho el ceño cuando me vio directo a los ojos.

—Es para conservar el Kekkei Genkai de los Uchihas y la pureza de éste.

—Mi papá no era un Uchiha.

—Lo importante es que tienes el Sharingan.

—¿Cómo sabes eso?

—Pregunté. —alegó únicamente. Puse los ojos en blanco. —Además, —sonrió de manera sádica y pude predecir el insulto mucho antes de ser pronunciado por sus labios de víbora ponzoñosa. —con ese brazo no creo que tengas muchos pretendientes, ¿Quién querría una esposa manca?

Nuestras miradas fueron intensas. Lo miré con un odio tan grande que me gritaba que lo golpeara lo suficientemente fuerte para extinguir al último niño Uchiha.

Pero nunca fui muy explosiva —o al menos eso demostraban mis recuerdos—, así que, con mi calma característica, sonreí y dije:

—Tu te quedarás sin brazo izquierdo, así que pregunta qué mujer querría a un esposo manco. —me levanté y comencé a irme de allí.

—Ja, yo no perderé el brazo.

—Sí que pasará, porque yo lo digo. Deberías empezar a saber que el poder de las palabras es peligroso. Cuando te quedes sin brazo acuérdate de mí, por favor. —dicho ésto marché dentro de la Academia, cansada de esperar a mis compañeros.

Minutos más tarde los equipos nuevos de la hoja causaban alboroto de la mano de un cuatro ojos que ya debería estar recibido de hace décadas.

—¿Cuándo comenzará esto? —me sorprendí al escuchar a Gaara hablar a mi lado. Al parecer él tampoco me había visto, porque cuando dirigí mi vista hacia su molesto cabello pelirrojo, automáticamente hizo contacto visual conmigo. —Tu...

—Yo...

—Así que al final te anotaste. —apoyé mi barbilla sobre mi mano derecha mientras miraba la escena que se desarrollaba más adelante.

—No me hables, no me caes. —sentí la mirada de Gaara desafiándome.

—Te odio.

—Y yo a ti. —respondí calmada igual que él.

—Vaya, cuánto amor encuentro por aquí. —la rubia se unió a mi lado sentándose sobre mi mesa, lo que hizo que tuviera que sentarme bien.— Parece que no se llevan bien. —Gaara se fue a sentar con Kankuro y yo me levanté, alejándome de los de Suna.

Sin compromisos | Deidara, Sasori Y Tu |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora