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El canadiense estaba junto a la gigante nación eurasiática, caminaban a la par en una dirección aleatoria. Un silencio incómodo les acompañaba, uno inseguro de qué decir y otro con una sonrisa intranquila en el rostro.

— Creo... que está bien que desees dar el último paso, Rusia...—

— ¿Y tú planeas hacerlo con Ucrania? Según he oído no tienen ni siquiera intimidad.—

De nuevo esas punzadas, una parte de él ansiaba emitir el grito más desgarrador de dolor que habría dado nunca desde la colonización.

Pero no pudo.

— R-realmente... no he pensado en eso. Ucrania no desea tener sexo, o al menos esos no son sus deseos conmigo.— Soltó de golpe, ni lo había pensado antes de decirlo, sólo... salió de su boca.

— ¿A qué te refieres, Canadá? Que yo sepa Ucrania no ha tenido otra relación aparte de la suya, aunque... no me sorprendería, no hemos sido unidos estos últimos años.—

— P-pues... ¡sí! Ucrania ha tenido otras relaciones pero no me ha querido decir con quién... respeto su decisión, no voy a obligarle a decírmelo. ¡Además! Se puede tener sexo sin compromiso.—

Completa mentira, Ucrania jamás tuvo otro interés romántico o sexual que no haya sido México o el mismo canadiense.

¿Pero qué más le tocaba? No podía, NO QUERÍA decirle a Rusia la verdad.

Se llevaría a Ucrania lejos, de nuevo a casa así fuese a la fuerza, no iba a ser cómplice de aquella destrucción de la pareja, y tampoco quería que su noviazgo se desmoronara más.

— Ya veo... debería ir con Chile, él conoce más a mi chilito picoso que yo... quizás me diga una forma adecuada de pedirle matrimonio.—

— Él te puede ayudar más que yo, Russia, yo sé que podrás casarte y vivir feliz con México... yo lo sé.—

——————

— México basta. —.

— ¿Por qué? Una más antes de irte. —.

— ¿No crees que deberías calmarte ya? Me fastidia ahora mismo.—.

— ... —.

El mexicano se cruzó de brazos colocándose la camiseta, momentos antes se la había quitado con esperanzas de sentir otra vez al bicolor en lo más profundo de su ser, antes de continuar desvistiéndose fue alejado por las manos del más alto.

—Ugh... ya se me fue la calentura, gracias pendejo...— Quejándose se bajó del torso ajeno luego se recostó dándole la espalda.

—Esto... esto para ti es un jodido juego, ¿no? Tú tienes a Rusia y yo a Canadá, definitivamente esto es malo...—.

—Pensé que me querías más a mí, no al maplecito—.

—Pensé que realmente querías algo pero veo que sigues acostándote con Rusia, ¿la tiene más grande o qué?—.

— No sigas Ucrania o te mandaré a la verga y a ver quién te salva de allí.—.

El nombrado se cruzó se brazos mordiéndose su labio inferior conteniendo lo que parecía ser un llanto. Desde la primera vez que ocurrió culpó al alcohol de haberle hecho llorar, pero ahora creía que fue una reacción al hacerlo con México en ese estado.

— De todas formas debes irte, Rusia me ha estado llamando... y la última llamada es de hace 6 minutos, de seguro viene corriendo.—

No hubo contestación alguna del menor, simplemente se arregló las prendas y salió por la puerta delantera sin cuidado de nada, ni siquiera miró antes de salir.

Sólo se fue, y en cuanto alzó la mirada supo que esa silueta, bastante lejana por cierto, era su querido hermano. ¿Cómo no puedes distinguir a alguien de 2 metros? ¿Con un ushanka? ¿Y abrigo de invierno por más calor que hiciese?

Corrió en la dirección opuesta metiéndose en una tienda esperando que Rusia no lo haya notado... y también que México esté limpiando todo además de limpiarse él mismo.

Con un suspiro se marchó al hotel, sentía que las piernas le flaqueaban y el estómago se le revolvía.

Canadá, Canadá, Canadá.

No sabía por qué pensaba en él luego de haber pecado, la culpa sería causante de tales males que atacaban su cuerpo y mente, que lo torturaban hasta en sus momentos más tranquilos, que le confundían...

¿A quién realmente quería?

Seguía con la duda de si era deseo y venganza o era simplemente amor prohibido, probar la carne que no le pertenecía, ojalá pudiese marcarla y reclamar como suya, qué placer fuera gritarle al mundo que México era suyo.

Y la noche cayó, besos acalorados entre ambas naciones, se sentía mejor de lo imaginado... pero no, no crean que pasó a más, simplemente se recostaron.

— Te adoro con toda el alma, ¿lo sabes Ucrania?—

— Jaja... yo también te adoro, cariño.—

— Eres mi florecilla...—

— Eres mi hojita de maple...—

Ambos rieron y abrazaron jugueteando en las sábanas limpias de agradable olor.

— Mon amour, pensez-vous que nous serons ensemble pour toujours? [Mi amor, ¿crees que estemos juntos por siempre?]— el menor soltó una risa antes de darle un beso en los labios.

— Canadá, eso es de lo más infantil que has dicho...—

— Lo sé, pero quiero que respondas... Ucrania por favor, responde.—

— ¿Por qué tan impaciente?—

El de cabellos rubios por primera vez se colocó encima del torso ajeno, Canadá le miró con un rubor notable en las mejillas.

— No quiero responder a eso, amor. Tú mismo dijiste un día que el futuro es incierto...—.

— La verdad es que yo... sí quisiera pasar mi vida contigo...—.

— Sinceramente... tengo el mismo pensamiento ahora mismo.—.

— Soy... soy muy feliz...—.

Sí Canadá, demasiado feliz.

Bajo esa sonrisa se escondían las lágrimas y sollozos, quería creerle pero nada le indicaba que así sería.

Deseaba reclamarle en la cara cada atrocidad que cometió, cada sufrimiento y pesadilla que le causó, cada deseo de desaparecer y morir para dejar de sentir.

Sabía que pronto su boca se abriría.

Falta muy poco.

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Amiga date cuenta :c -le pega a Canadá-

Adoro al Mechi pero aquí no, aquí cada acción tendrá sus consecuencias.

Se viene el desmadre B)

Y ya casi termino los diseños de mis bbs para adjuntarlos, sólo de los 4 principales porque me da w3ba los demás anoserquemedejencomentandootroquedibujar jajsjsjs.

☆CHEAT☆ [UƈɾαMҽx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora