Capítulo 10

18 2 0
                                    

-Haber que me entere, entonces tu novio ahora es el capitán buenorro del equipo de fútbol- me dijo ella abriendo mucho los ojos.

-Si, estoy tan feliz por el, me da una pena no poder estar allí para demortrarselo.- mire hace abajo pensando en lo que acababa de decir. -Lo hecho tanto de menos.-

-Amiga solo te digo que las chicas se van a pelear por el, seguro que alguna te lo intenta quitar.- dijo mirándome seriamente.

-Me quiere mucho no es capaz de hacerme algo así, ya lo hemos hablado muchas veces.- afirme segura de lo que decía.

-No se, yo no suelo confiar mucho en los tíos.-

-Ui, quién ha roto tu corazón amiga? - le pregunte mirándola mientras le salía una pequeña sonrisa.

-Esta historia te va a gustar.- dijo mientras intentaba disimular su sonrisilla. -El año pasado empecé a salir con uno de los amigos de mi hermano.-

-Quee!! No me lo creo, con cual de ellos pillina? - conteste alucinada por lo que acababa de confesarme.

-Ahora ya no queda con ellos así que no lo conoces.- dijo muy rápido. - El caso es que me puso los cuernos con una de mis mejores amigas y cuando me entere ya llevaban viéndose un mes, así que malgaste ocho meses de mi vida con un chaval que no valía nada y con una que decía ser mi amiga pero bien que me la clavaba cuando podía.- no me creía lo que mi amiga me acababa de contar.

-Lo siento amiga, no quiero ni imaginar por lo que pasaste.-le dije mientras me acercaba y le daba un abrazo.- ¿Y porque ya no anda con tu hermano y su cuadrilla?

-Pues porque en cuanto mi hermano se entero, se lo contó a los demás y le dieron una paliza, y desde entonces no lo quieren cerca, ni de ellos ni de mi.- dijo con la lagrima en el ojo de recordar todo lo pasado.

-Pues ahora me tienes a mi que no te voy a fallar nunca amiga. Y puedes contarme lo que sea que voy a apoyarte siempre que pueda.- le dije para que viera que no está sola y la apreté bajo mis brazos.

Estuvimos hablando hasta que llegó mi madre y nos dimos cuenta de que se nos había pasado la hora demasiado ya eran las tres de la mañana y seguíamos las dos en mi cama sentadas. Como era tan tarde le dije a Alex que se quedara en mi casa a dormir, mi madre estaba de acuerdo porque ya era muy tarde como para que volviera ella sola, además a mi madre le encantaba el hecho de que tuviera una amiga en Nueva Orleans, segun ella eso significaba que nos estábamos acomodando bien en la nueva ciudad.

Alex no pudo decirnos que no a mi madre y a mi así que cinco largos minutos de insistencia después le estaba buscando un pijama en mi armario. El que le deje le quedaba un poco largo, ella era un poco más bajita que yo pero muy poco así que casi ni se notaba que el pijama no era suyo.
Como ya no teníamos que preocuparnos por la hora nos tiramos toda la noche hablando y hasta las seis no nos metimos a la cama.

Lo estropeaste todo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora