Capítulo 3

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Cuando llegue a casa ya eran las siete y al parecer mi madre no estaba sola en casa, cuando entre vi sentada junto a ella a una chica alta y delgada, tendría más o menos la edad de mi madre, era guapísima, rubia con unos impotentes ojos verdes azulados. Mi madre me la presentó, se llamaba Martta y era nuestra vecina de enfrente que vino a saludar. La salude y subí por las escaleras hacia mi cuarto.

Después de cerrar la puesta de mi habitación saque el móvil y marque el número de Leo. Me cogió el teléfono de inmediato y lo agradecí porque ya lo echaba de menos.

-Hey amor, ¿que tal?

-Hola Leo, bueno bien, echando de menos todo aquello.- le dije con tono de tristeza.

- Yo también te echo de menos.- al oírle me salió una pequeña sonrisa, ya sabía que me echaba de menos pero el echo de escucharle me hacía sentirme feliz. -Pero no puede ser tan malo, cuéntame, ¿como es el lugar?-

-Aunque me fastidie decirlo es realmente bonito, el barrio es precioso y he descubierto un pequeño parque a veinte minutos que es perfecto para leer.-

-Me encantaria verte con todos tus libros en un banco.- dijo y después se le escapó una risa tímida.

-Cuando vengas te lo enseño, enserio es precioso, la siguiente vez que vaya te mando una foto.- le dije demasiado emocionada.

-Pues entonces tendré que ir pronto, no me queda otra. Pero solo a ver el parque después me voy que yo allí no he perdido nada.- me dijo en tono burlon y yo puse los ojos en blanco mientras el se reia.

-A bueno pues entonces no se que haces hablando conmigo.- conteste yo para pincharle y se empezó a reír.

-Por cierto mañana es tu primer día de clase no?-

-Si, no me lo recuerdes por dios, que nervios, ya veras como mañana nada sale bien, ya me perderé o algo.- le dije nerviosa por recordar que mañana empezaría realmente todo.

-Venga amor no será para tanto, tu puedes con más. Oye cari tengo que colgarte que mis padres me reclaman para cenar.-

-Vale amor hablamos luego, te quiero mucho.- dije apenada.

-Y yo.- me dijo y seguidamente colgó.

Baje a cenar algo, estaba muerta de hambre porque no había comido gran cosa. Cuando me asome a él salón mi madre y su nueva amiga seguían hablando, por lo menos una de las dos ya había encontrado una amiga. Cogí algo de la nevera y subí a mi habitación, me lo comí mientras me veía un capitulo de Las Chicas Del Cable esa serie me tenía enganchada, cuando termine de verme el segundo capítulo me tumbe en mi cama pensando en que seguramente el siguiente día seria un desastre.

Lo estropeaste todo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora