El Diablo sí existe
Elva iba caminando por el pasillo del trabajo, estaba sedienta después de aquella tediosa reunión ya no había nadie en la oficina. Sólo ella y Álvaro, el cuál no soportaba, pero sin duda le atraía.
- ¿¡Qué haces, estás demente, déjame?!
Álvaro la había apasionado en una esquina del pasillo
- Crees que no sé que me desprecias...tu rechazo me dice lo contrario. Tenemos una tensión, vamos a bajarla.
Sumerje su cuello en la abertura de sus voluptuoso pecho. Los comienza a besar, mientras desabotona su camisa. Ella haciendo que no quería, pero mediando sus caderas en la erecta verga de aquel pedante.
- ¡Dios! Que dura la tienes...
Dijo mordiendo sus labios. Él sonríe h enseña esos perfectos dientes acompañada de una relamida de labios.- ¿Quieres tocar?
Se echa un poco para atrás y se lo agarra con todo el descaro, se lo levanta y acomoda. Ella algo sonrojada, plasma su mano en cierre del pantalón- ¡¡Toca!!
Ella tocó, palpo, estaba bien duro y sintió el grosor. Comenzó a respirar descontroladamente. El abrió su camisa de un tirón. Ya estaba transpirada y jadeando sin haber tocado su jugosa vulva. Él tomo una de su pierna y la enganchó en su cadera. Su faldas se subieron hasta el borde, donde se veía el pequeño triángulo de una tanga color blanca. Se acerca más a ella y presiona su firmeza en ella. La roza y la mueve de lado a lado. Se comienza a besar y ella se aferra a sus hombros. Los muerdes y jadeos de desesperación salió de ella.
- ¡Vamos, mételo!
Él con la cremallera abierta, despeinado y con besos marcados en su cuello la lleva a su oficina. Allí la vira y la pone de frente a su escritorio. Sube su faldas, baja su pedazo de tela, la jala del cabello y con la otra libera su hinchada verga lista para comerse lo que hace tiempo quería.
- Dime que no lo querías
Ella suspira y acierta con la cabeza
- Bueno, pues pídemelo
Ella algo molesta y excitada lo hace. Ya teniéndola a fuera. La roza y empujo sólo el inicio. Juega con su tolerancia, la saca y la mete, pero si entrarla toda. Muy conveniente de su parte de llevarla a su oficina. Sin dejar de soltarle el cabello, sacó un condón de una de sus gaveta. Le empuja la cabeza hacia más a bajo, casi tocando el borde del escritorio.
- Quédate así
El va escucha como rompe el condón y se lo coloca rápidamente. Cuando ella trato de voltear para ver esa gran obra toda alborotarada
Una fuerte palmada ¡PLA! - te dije que no te movieras
De una sola estocada la penetró y sus fluidos eran como un mar. El sonido del entrar y salir de esa jugosa fruta era inrresistible. El se sujeta de esos grandes pechos y comienza a penetrarla con más ímpetu. Jalaba sus pezones y apretaba sus pecho cuando estaba a punto de correrse salió de ella.
La pego en la fría pared y sus pezones sufrieron el impacto del frío. El la pone frente a él y como al principio. Alza su pierna se dobla un poco y sigue poseyendo lo que quería. Sudado y sin dejar de mirar cada mueca de su cara seguía en ella. Cuando vio que se preparaba para la venida. Se pega a ella y se lo deja entrar completo. Ella estira un brazo y le araña la espalda. Gime y un ronco jadeo sale de él. Habían llegado al éxtasis de aquella aventura.
Al separarse de ella , la agarra de la barbilla y con un beso violento, terminado con una mordida molestosa le dice
- No invoques al diablo si no sabes como rezar, mi ángel...©
Keila M.
D.R.
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Ardiendo en la manos de una Diabla
RomanceEn un trono en llamas una mujer de piel morena escribe con una pluma que de erotismo estalla. Delinea historias de fantasía e ilusión que envuelve con su indiscutible pasión... En esta nueva obra volarás a la órbita erótica usando mis manos y letras...