Ardiendo en la manos de una Diabla

Me atrapa

Me atrapa

El alba estaba a punto de aparecer con un nuevo día. Él y yo estábamos en el balcón de un hotel en en Cancún. Botellas de vinos y copas a medio llenar fueron los testigos de ese encuentro. Él sentado completamente desnudo, sin complejo y dispuesto para mí. Yo con pinzas en los pezones sensibles, color carmín rojo intenso, haciendo la danza más sádica y a dolorida de la vida. Mis grandes pechos subían de arriba a bajo, cada movimiento una tortura encantadora. Me miraba excitado, con su cabeza apoyada en el espaldar de la silla, sujetando mis notorias caderas, con su marca territorial en mis nalgas. Alguna vez me lo dijo, - no te las dejaré rojas, sino moradas porque me encantas c@brθn@.

Al llegar al clímax, lo miro y sonrío algo agitada. El dolor de excitación estaba menguando y apareció el dolor del sexo débil. Mis pezones estaban realmente adoloridos. Aún estoy sentanda en el con esa larga v3rg@ a medio erección. Se preocupó por mí, me tomó y llevó a la cama.

- Sabes que me encantas, pero no me gusta verte así. Ya vuelvo amor.

A par de minutos aparece con un vaso con hielo. Con delicadeza quita las pinzas. Toma un hielo, lo lleva a su boca y chupa un momento de él. Quitó delicadamente cada una de las pinzas. Aquel que hace una hora me follaba como si fuera un Diablo conquistando la tierra. Haciendo y deshaciendo de todo su territorio. En el sexo sí le pertenezco, aunque fuera de eso sea una mujer cabal e indomable.

Pasó su lengua fría, sus labios entre helado y cálido. Fue una sensación tan reconfortante. Me cuidó y su lengua fue mi cura...es que mi c@brθn no es cualquier c@brθn. Su ambivalencia y dualidad lo hace tan perfecto para mi. Que quejarme de sus rudeza lo vería como un reclamo a cambiarla. No, porque eso es lo más que me atrapa©
DR