Curioso....
Hace 4 años que terminamos porque según ella yo no la satisfacía como mujer. Una vez quise experimentar cosas nuevas, fui a un "sex shop" para ser innovador compré juguetes sexuales, algunos fetiches porque amo sus pies. Siempre me dio curiosidad como sería ponerle miel a sus pies y lamerlos. Cuando llego a la casa ella usaba una camisilla mía blanca, su pelo ondulado largo suelto, una diminuta tanga color nude, sin una gota de maquillaje, para mí simplemente era perfecta. El sólo ver las curvas de sus torneadas pantorrillas me hacia imaginar esas piernas en mis hombros mientras la hacia mia con duras estocadas.
Mi esposa se me hacía tan apetecible, así al natural. Al verla así desarreglada se creó un bulto en mi pantalón. Estaba sentada como mi bella genio y leyendo uno de sus tantos libros.
Me acerco y mientras la beso delicadamente
- ¡Ufff! Te me haces tan irresistible
Ella sonríe y menea su cabeza de un lado a otro repetitivamente.
- Ay Mario...a ti con todo se te levanta
- No con todo, sólo contigo. Eres mi mujer ideal.
La agarro de la cintura y la siento en mis piernas. Ver sus pecho bajo esa camisilla algo transparente se me hacía tan delicioso. Sus pezones erectos. Sólo metí mi mano y los acogí como se agarra un melocotón. Tan suaves y delicados. Ella sin duda era mi mujer ideal. Cuando le propuse matrimonio estaba seguro de que era la indicada. En fin...ella bajó mi cremallera y sacó mi dureza o como ella le decía "El gran P" esa mujer a todo le ponía apodo. Ella, una mujer muy sensual y ardiente en ocasiones. Me volvía loco hacerle el amor con su tanga puesta. El roce de la tela en mi pene era excitante. Sólo la echó a un lado y lo dejó entrar suavemente. Siempre he dicho que la mujer tiene magia en sus caderas. Agarrar su cintura mientras ella danzaba en mi pene era mi elixir favorito. Variaba sus movimientos entre lento, rápido, lo entraba completo, a medias o sólo el inicio. Mientra danzaba en mi pene, su mirada se dirige a la bolsa que había traído. Entre jadeos y mordida de labios me preguntó
- Ahhh...mmm...¿y esa bolsa? Mmmm...hummm
- Es tuya mi santa, te compré algunas cosas. Juguetitos sexuales, aceites etc...
Con mi dureza adentro y lagrimando semen por el excitante momento se separa de mi cuello y frunce el ceño
- ¿ Cosas sexuales? ¿A caso tienes una amante?
Moviendo mis caderas para seguir disfrutando de ella le contesto
- No, tu eres mi esposa, mi novia y amante. No quiero y no necesito de nadie.
Se salió de mi bruscamente y desde entoces se hizo ideas absurdas. Nuestro matrimonio fue decayendo por una trampa de su mente quién le decía que tenía a otra mujer. ¡Vaya! intenté convencerla y nada resultó. Tanto que no podía intentar nada diferente en la cama porque según ella se lo había hecho a otra. Teníamos una relación tan bonita y por fantasmas todo se dañó. Al punto de que me pidió el divorcio.
Hace una semana después de 3 años me la encontré con su nueva pareja. Yo andaba con Evelyn una morena espectacular que me ayudó a recobrar la confianza en mí y en el amor. Mi ex nos miró de arriba a bajo, Evelyn y yo estábamos en un restaurante, salió al tocador. Mi ex sin pudor pasó a mi lado, la saludé y me dijo:
- Ves, que al final si tenías una amante... Jamás me equivoqué.
Sonreí, coloqué la servilleta el la mesa, le sonrío, acomodo mi chaqueta y agarro el bolso de Evelyn. Le contesto...
- Yo jamás tuve una amante porque tu llenabas todo en mí.
- Nos vamos amor...(Evelyn agarró su bolso de mi mano y con una sonrisa, que la hacía tan ella me dijo) - Gracias Mario...
Miró a mi ex, luego a Evelyn y sin quitar mi mirada de la mujer que fue incondicional desde hace 2 años le digo
- Te presento a mi amada esposa Evelyn...
Keila M.
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Ardiendo en la manos de una Diabla
RomantiekEn un trono en llamas una mujer de piel morena escribe con una pluma que de erotismo estalla. Delinea historias de fantasía e ilusión que envuelve con su indiscutible pasión... En esta nueva obra volarás a la órbita erótica usando mis manos y letras...