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–¿Profundos? –dijo Kenny.

Tenían a Karen y a Firkle metidos en una camioneta como si fueran un saco de papas.

–Profundos–afirmó Michael, sostenía su bastón con fuerza–. Son criaturas descritas en los relatos de H. P. Lovecraft.

–Suelen invadir pueblos costeros–agregó Mike–ofrecen fortuna a cambio de especies y mujeres humanas con las que procrear.

–Lo más probable es que hayan querido embarazar a tu hermana–dijo Henrietta–. Eso apesta.

Kenny los miró confundido.

–No tiene sentido, South Park no es un pueblo costero y si querían embarazar a Karen no había necesidad de convertir a todos en fan de Stephen King.

–Sí, sí la hay.

Todos voltearon a ver a Larry.

–Sí, si ellos fingen ser criaturas de Stephen King...

–Todo el pueblo los adorará–apoyó Bloodrayne a su amigo vampiro.

Pete bufó.

–Eso no explica porque están atacando South Park, aquí no hay agua salada y los profundos viven en el mar.

–Eso es simple–dijo Mike, enojándolo, siempre le gustaba llevarle la contraria–solo necesitan sal para convertir el agua. Yo la sentí, primero es Casa Bonita, luego será el lago Stark.

–No pasará mucho para que todos seamos fans de King–Larry apoyó su mano en Mike–. Tienes razón, Vampir, solo H.P. Lovecraft sabe como detenerlo. Debemos invocarlo.

–Bien, yo cuidaré de ellos–Mysterion subió a la camioneta donde estaban su hermana y Firkle–. Cartman ya no será un problema, ustedes invoquen al fantasma y terminen con toda esta mierda.

Encendió el auto.

–Iré a las afueras del pueblo, si me buscan estaré por ahí.

Y se marchó.

Vampiros y góticos se miraron. La mirada de Pete mandaba navajas al rostro idiota de Larry, este aun seguía prendido del brazo de Mike, casi como si fuera su propiedad. Al menos debió dejar que se secara, pensó Pete, pero no, ahí iba él de encimoso, justo en medio del caos. La perra vampira no perdía oportunidad. Contaba los segundos para tenerlo a solas y escupirle un par de cosas.

–Yo puedo invocarlo–dijo Mike luego de unos segundos, rompiendo el ambiente–. No he invocado nada desde que invoqué a Edgar Allan Poe, pero puedo hacerlo. Tengo los implementos en casa.

–No es necesario–Henrietta se adelantó–. Gracias por todo y lo que sea, pero podemos encargarnos.

Ella tenía razón. No necesitaba al idiota de Larry haciéndole compañía, ya se encargaría luego de advertirle y en la noche, se "enfadaría" con Mike, solo para poder reconciliarse.

Pete secundó a su amiga.

–No necesitamos vampiros conformistas pisando nuestros talones.

–Lo siento, chicos–dijo Michael ante las caras furiosas de los vampiros–, pero Henrietta es la encargada de los rituales y tiene todo lo que necesita ¿no es así?

Michael espera que la chica contestará algo como: "Claro que sí, alejémonos del olor a Crepúsculo y mala escritura", pero en lugar de eso, ella guardó silencio.

–¿Henrietta?

Ella soltó un suspiro desesperada y dio un pisotón a la tierra.

–La idiota de mi madre botó todo mi arte oscuro la semana pasada. Esta convencida de que así me vestiré de rosa y le daré al menos un nieto. Un maldito aborto es lo que tendrá.

Pike SeasonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora