7

506 55 19
                                    


Cartman y Lovecraft voltearon a mirar a Damien y a los demás.

Damien alzó las manos y encendió llamas de fuego en ellas.

–Se acabo el espectáculo, Lovecraft, de vuelta al infierno.

–¿Quiénes son? –preguntó él

Michael avanzó, empujando levemente a Damien.

–Oh, gran H. P. Lovecraft, genio del horror cósmico. Somos tus mayores admirados, venimos a liberarte del control del cubo de grasa.

–¡Hey! –protestó Cartman.

–Te está manipulando para usar a los profundos–apuró Bloodrayne.

Pete empujó a Larry antes de que este hablase, aun tenia a Mike de la mano.

–Está convirtiendo a todos en únicas y especiales.

–Y en fans de King–añadió Mike.

Cuando terminaron de explicar, Cartman rompió a carcajadas.

Damien rodó los ojos hacia Michael.

–Ustedes son idiotas, ¿no?

Los góticos y vampiros le devolvieron la mirada sin comprender.

–¿Eric quiénes son estos? –preguntó Lovecraft sentado a su lado. Damien le ponía los pelos de punta.

Cartman gruñó. Sabía que nada duraría para siempre.

–Unos idiotas emos.

–¡No somos unos malditos emos! –gritaron ellos, Damien incluido. Sus llamas se habían apagado, pero en sus ojos aún brillaban.

Lovecraft dirigió una mirada al gótico más alto. Por un instante Michael se sintió halagado, que el maestro genio del horror se fijará en él era tan...poco conformista pero agradable. Siempre gustaba de romper con lo conformista. Entonces Lovecraft habló.

–Hey, tú–lo señaló–¿acaso eres judío?

Michael no esperaba esa pregunta.

–Ah...no.

–Eso que tiene que ve con cualquier cosa–habló Henrietta con el ceño fruncido.

Michael le hizo una seña de "no pasa nada", pero Lovecraft volvió a hablar.

–¿Acaso eres extranjero?

El gótico escuchó reír a Damien. ¿Por qué la situación le parecía divertida?

–No–respondió, pero luego añadió –. Mi mamá es asiática.

H. P. Lovecraft lanzó un bufido.

–Era obvio con esa nariz.

Cartman rio.

–¡Hey! –se quejó Pete–. No seas un idiota venimos a rescatarte.

–¿Rescatarme? ¿Por qué? Eric es una excelente compañía, muy pocas veces me encuentro con alguien que me sienta tan bien.

–¿Acaso eres sordo? –se quejó Larry– ¿No ves lo que le hace al pueblo? Lo está destruyendo y encarcelando gente.

Lovecraft cruzó los brazos.

–Solo son unos judíos, unas asiáticas y un negro, no me parece un problema tan grande.

Damien les dedicó una sonrisa condescendiente como si fueran un grupo de niños pequeños.

–¿Acaso no sabían que su ídolo es un racista de mierda?

Pike SeasonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora