Opositores

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Ni tú ni nadie.

Ni el columpio más alto,

ni la hostia más densa.


Y mira que lo intento,

pero la apatía se ocupa

y el espejo solo asiente.


No sé nadar.

Y los salvavidas me dan alergia.

Más cuando me miras el vértigo cesa

y el vacío se llena.


Pero no consiento el tacto,

pues tus yemas duelen

y el diástole deja a la sístole para arreglar tus baches y tapiar los poros.

Aún sin sentido ni coraje.

SinestesiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora