Hace tiempo que no tengo nada que decir.
Me limito a quejarme, por vicio, en mi cabeza.
De cosas banales, de transcendencia ilocalizable y fugaz.
Me frustro y me inhibo.
Más me aferré tanto a la superficialidad,
que olvidé la forma de indagar, profundizar o advertir que algo iba mal.
No recuerdo acogerlo con los brazos abiertos. Pero llevo acunándolo noches.
A pesar de la montaña de mierda en la que estés tumbada, la imperturbabilidad conforta y acoge.
La excreción empieza a instaurarse.
Y cuando te das cuenta, estás de mierda hasta el cuello.
Y ni siquiera importa.
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Sinestesia
PoesíaSinceramente y a pecho descubierto, no vas a encontrar nada adecuado aquí. Nada sigue pautas ni tiene recortes fijos, mas ni yo sabría calificar semejante atrocidad. Así que si proceder quieres en esta autopsia, rogaría que agrandaras un poco el tór...