Ruleta rusa

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Algo está mal cuando en vez de apuntar a los espacios entre los dedos solo buscas rebanarlos con el cuchillo.

Cuando el reflejo en el espejo, lejos de reflejar, solo te aleja más y más.

Algo sucede cuando eres tú quien se coloca las esposas y espera (sin siquiera agonizar) sentada entre cuatro paredes, a una autoevaluación cargada de escarnio y limosna que tú misma te encargaste de producir.

Que ya no sirve el autosabotaje.

Que aunque ansíes más sigues abrazada al conformismo.

Como si este cubriera la ausencia de una figura paterna, como si reconfortara, como si te lo creyeras.

Nunca ha sido tan erótico jugar a la ruleta rusa con el único fin de perder.

SinestesiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora