Un gran inventor y un soberbio pelinegro. Dos interesantes hombres que por el destino son unidos y terminarán creando a nuestra protagonista. Seren una humanoide, personaje principal y el mejor hallazgo en manos de los masculinos, es quien posee un...
Cadenas unían manos y pies de Seren, pero lastimosamente para esta mujer, no eran las de Kurapika. Ella estaba sonriente mientras miraba al rubio, sus manos detrás de su cabeza como si nada le importase. Los ojos del joven Kurta se clavaban de manera acusadora en los verdes de ella, esperaba una respuesta coherente ante la pregunta hecha anteriormente. Debía haber una respuesta para haber amenazado a Senritsu, Seren siempre le gustaba jugar pero era bien sabido que siempre lo hacía cuando sabía que tendrá el control de la situación.
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La muchacha de cabellos marrones se paró y el tintineo del metal repercutió por toda la sala. Senritsu se puso en alerta, no sabía si era peligroso del todo. La joven siempre sonreía y nunca podrías saber sus verdaderas intenciones. El rubio accionó rápido y posicionó a la mujer de rasgos bastante diferentes a los habituales detrás. La estaba protegiendo por si Seren estaba por cometer un acto inesperado. Que ella sea su amiga no significaba que la conociera del todo.
Debían de cuidarla hasta que vinieran a retirarla. Ese día serían mercancía a pesar que en las lecturas de Neon decían que la matanza era de esperarse. Nada les importaba más que el renombre dentro del mundo oscuro.
Seren más que atacar o usar su fuerza para un vulgar hecho de violencia, simplemente cambió la estructura de su cuerpo. Si era una niña, las esposas serían demasiado grandes para mantenerla en aquel estando latente. Tanto su ropa como estructura cambiaron, era la primera vez que Kurapika veía una apariencia tan juvenil. Un rostro redondo y ojos grandes, cabellos largos y muchos moños de decoración.
—Ey, no soy un demonio para que teman a cualquier movimiento que hago. Hasta el momento no lo soy, que yo sepa. —Dijo la niñita sacándose las molestias de sus brazos y pies, ella camino hasta quedar bajo la mirada del rubio y la mujer.— ¿Crees que una niñita así podría hacerte algo?
—Puedes matarme con tranquilidad Seren. En cualquiera de tus formas puedes hacerlo. —Aseguró Kurapika teniendo toda la razón, Senritsu cada vez entendía menos lo que sucedía con esa mujer, bueno ahora niña.
—¿Entonces cuál de todas las formas prefieres? —Preguntó la jovencita de mirada apacible y con destellos de ternura. El rubio comenzó a pensar en silencio, ¿Seren tenía alguna forma que no le gustase?
—Supongo... que... —Estaba siendo difícil el conectar lo que quería ser dicho por el cerebro y la boca.
—¿Si...? —Volvió a preguntar la niña generando presión.
—La primera que vi. —Aseguró. Después de todo la conoció con ella, la mayoría de recuerdos y momentos buenos habían pasado con esa Seren. La niña sonrió y luego de decir "tus deseos son órdenes" dejo ver su persona principal después de varios días. Allí estaba, la muchacha de camisas y pantalones, joven y de indefinida edad que conoció en el ascensor del examen de cazador. Cuya forma era la más curvilínea y, comúnmente, considerada la más atractiva por la mayoría.
