La Otra Higurashi. (Sesshomaru y tú )

Pesca y risas junto a Rin

Dedicado a xsolaguerox por ser el primer voto.

Narra Kuma:

Me levanté con algo de ayuda de Sesshomaru y arreglé mi kimono, que se había entreabierto. Me sonrojé cuando mi mente terminó de procesar lo que eso significaba, y con mi mirada busqué la de él, brillante ámbar en la luz de la mañana que poco a poco se adentraba en la cueva.

Narrador Externo:

El pequeño grupo salió de la cueva, con destino el río más cercano, a por el desayuno; y de allí al Palacio del Oeste.

Al frente del grupo iba Jaken, llevando las riendas de Ann-Hun, en el medio iban Rin y Kuma, la menor viendo con curiosidad y emoción a la mayor, y al final del grupo iba Sesshomaru, con la mirada fija en las dos chicas y sus demás sentidos atentos al entorno.

—Señorita Kuma...—llamó Rin a la mayor, halando suavemente el borde del kimono de batalla de la hanyo-

—¿Sí?—respondió volteando a ver a la pequeña a su lado-

—Puedo...—Se sonrojó—¿Puedo tomar su mano?—preguntó finalmente, jugando suavemente con sus manos, tras haber soltado la tela del kimono- (no sé ustedes, pero a mí Rin me da mucha ternura)

—Claro—respondió Kuma, deteniendo su paso y tendiendo su mano a la pequeña, quien respondió tomando la mano que le era ofrecida con renovado entusiasmo-

Continuaron el camino, con ambas féminas tomadas de la mano y sendas sonrisas en sus rostros.

Llegaron finalmente al río, y de una vez Rin haló a Kuma de la mano para que la ayudara a pescar. Una vez en el río, y viendo todos los peces que en él nadaban, los instintos úrsidos (propios de los osos) de Kuma emergieron poco a poco, oscureciendo los ojos amatistas y causando que la hanyo se relamiera los labios.

—Señorita Kuma... ¿Se encuentra bien?—La voz de Rin la devolvió a la realidad-

—¿E-eh?—preguntó con voz temblorosa, enderezandose, ¿en qué momento se había agazapado?-

—¿Se encuentra bien?— Volvió a preguntar Rin, llamando así la atención no solo de la hanyo, sino que también la del yokai de cabello plateado-

—S-sí... ahora sí—murmuró— Vamos a pescar.—repuso con entusiasmo fingido, ganándose una sonrisa y un asentimiento de parte de la menor, quien no notó el engaño, y un ceño fruncido de parte del mayor quien sí lo hizo mas no dijo nada, con tal de no preocupar a Rin-

Luego de ese pequeño incidente, las dos se dedicaron a pescar, y con las habilidades úrsidas de Kuma, en cuanto a pesca se refiere, lo hicieron en la mitad del tiempo previsto y llenando el aire con la risa de ambas.

Culminado el desayuno, reanudaron el camino hacia el Palacio del Oeste, Rin y Kuma siguieron avanzando tomadas de la mano.

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