Un pequeño visitante.

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 — Entonces, nos vemos mañana Bakugou.

— Lo que sea. — rodó los ojos mientras respondía, recogió sus libros que aun estaban en la pequeña mesa que habían estado utilizando, escucho como la puerta finalmente se cerraba y suspiro agotado. Un pequeño ruido mas llamo su atención pero al voltear no vio nada, así que supuso que había sido en el pasillo, algún idiota ruidoso que pasara por ahí.

De alguna manera sus sesiones de estudio con Kirishima se habían vuelto diarias, después del entrenamiento y la cena, la rutina se había vuelto en ir a una de sus habitaciones y repasar lo que habían dado en el día.

Era ciertamente agotador y mas cuando se les unían los otros dos idiotas, el eléctrico y el de la cita. Había tenido suerte esa noche al menos y solo fueron ellos dos, su entrenamiento había sido terriblemente agotador aunque nunca lo admitiría en voz alta. Doblo las patas de su mesa dejándola completamente plana y la puso a un costado de su librero, no le gustaba que las cosas ocuparan mucho espacio, así que prácticamente todos sus muebles podían doblarse y volverse algo que ocupara menos espacio.

Se tiro a su cama boca abajo, sin molestarse en ubicar bien sus sabanas para taparse, luego tendría frío de seguro, pero no importaba, sus pantuflas cayeron al piso por el impacto, así que se acurruco un poco, bostezo a medida que cerraba sus ojos. Y pensó que se quedaría dormido en menos de un minuto.

Sintió un pequeño movimiento en su cama y un nuevo peso en ella, frunció sus cejas sin abrir sus ojos y trato de convencerse de que era su imaginación, definitivamente no se dejaría afectar por las estúpidas historias de terror del chico cinta. En unos segundos mas sintió algo suave rozar su nariz, asustado, abrió sus ojos rápidamente y ahogo un grito al darse cuenta de lo que era.

Soltó todo el aire que había atrapado en sus pulmones — Mierda, ¿que demonios haces aquí? — gruño levemente molesto, debió de ser el causante del ruido que había escuchado antes, seguro había entrado cuando Kirishima se retiro, sus músculos se relajaron tanto por el alivio que de un momento a otro sus ojos se sintieron completamente pesados, estaba quedándose dormido. — tengo... que avisarle...

— Mm vete a la... habitación de tu dueño... maldi— sintió al pequeño conejo acurrucarse en el hueco que había entre su cuello y hombro, okay, pensó, mañana le diría a Koda.

Ahora no podía mantenerse despierto ni aunque quisiera. Se acurruco nuevamente, esta vez cerca del pequeño animal sintiendo su calidez y se permitió sonreír levemente.

Bakugou de la Clase A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora