Nubes.

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 — Aww que bonitos — escucho la voz de Kaminari a lo lejos. Rechino sus dientes, se había levantado temprano así que había bajado a la sala común con la esperanza de que ninguno de los idiotas estuvieran despiertos. Para su suerte la sala común estaba libre, pero aun podía escuchar a algunos de ellos en la cocina.

Habían estado hablando sobre que algo era muy bonito y tenia bonitos colores, sus voces chillonas estaban molestándolo más y más. Pateo la pequeña mesa que estaba frente suyo y se levanto del sofá, iría a ver que demonios era lo que estaban haciendo y los haría callar de una buena vez.

Cuando se acerco a la puerta un olor suave y dulce invadió sus fosas nasales, reconoció el olor de inmediato, sus ojos se agrandaron y se suavizaron, sus cejas que siempre estaban fruncidas se relajaron y sonrió levemente — nubes — la palabra se escapo de sus labios sin que se diera cuenta.

Uno, dos, tres, varios golpes lo sacaron del pequeño trance en el que había entrado — ¡Oh Dios!, ¡que adorable! — grito Kaminari, mientras aguantaba la risa y continuaba golpeando la mesa con uno de sus puños.

— ¿Te gustan los malvaviscos? — escucho a Sato preguntarle. Era él responsable de hacerlos por supuesto.

Asintió. Sus mejillas seguro estaban rojas, debería de golpear a Kaminari y largarse de ahí, pero era realmente débil a esos malditos dulces y odiaba eso con todas sus fuerzas.

— ¡Hay muchos, puedes comer todos los que quieras! — Sato estaba demasiado emocionado, sus ojos brillaban y sus mejillas estaban rojas mientras sostenía una enorme sonrisa.

— Espera, vamos a fingir que no acaba de llamarlos, nubes, ¿en serio?

Se acerco a la mesa, golpeo levemente a Kaminari antes de sentarse al lado suyo.

— Realmente no pensé que te gustaría algo así, la ultima vez rechazaste los dulces que prepare.

— Si, fuiste realmente grosero, Blasty. Y eso que Sato te preparo hasta unos dulces picantes. — gruño por lo bajo, de un día para otro el idiota eléctrico creía que podía regañarle. — Pero ya en serio, sigues llamándolos nubes... como un niño — volvió a reír. — Son malvaviscos, Kacchan, mal-va-vis-cos.

Exploto la cara de Kaminari en un movimiento rápido, el chico lo esquivo en el momento justo pero eso no evito que algunas hebras de su cabello se quemaran. — Joder, eso duele.

Lo ignoro desde ese momento y se concentro en las nubes que tenia enfrente suyo, de diferentes colores pastel, con formas de corazón, flores, ovalados y varios pequeños de forma tradicional.

Agarro uno de color rosa pastel en forma de corazón y se lo comió, el dulce sabor y suavidad llenaron su boca — Deliciosos — halago. Sato soltó un pequeño sonido de emoción.

— También hice chocolate caliente ¿quieres un poco?

Asintió otra vez. Kaminari volvió a sentarse alado suyo. Sato le paso una tasa de vidrio llena de chocolate caliente, le puso algunas nubes blancas encima formando una pequeña montaña en ella.

— Juro que esto es lo mas tierno que te he visto hacer y no lo voy a superar. — mientras Kaminari le decía eso escucho el clic de cuando sacas una foto. — Estoy enviando esto al grupo de la clase, Blasty. — Se permitió sonreír levemente, Kaminari soltó un vergonzoso, kya, al sacar otra foto mas.

Solo un poco, pensó, podría permitirse ser suave solo un poco. Las nubes siempre lo calmaban después de todo, porque era lo que su padre le daba después de cada uno de sus ataques de pánico. Tenían un efecto tranquilizante, era psicológico obviamente, pero era bueno por esta vez.   

Bakugou de la Clase A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora