Contradicción.

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Kirishima resopló, estaba agotado, intentó dormir por más de una hora, seguro había dado más de mil vueltas sobre su cama tratando de encontrar comodidad para encontrarse con Morfeo, pero nada había funcionado, su pecho se sentía pesado y la cabeza le pensaba.

Giro una vez más, estirando sus sábanas hasta que le cubrieran sus hombros, formó un pequeño puchero en sus labios y dirigió su vista a la pared que separaba su cuarto del de Bakugou. Se sentía triste, no pudo ayudarlo y encima de ello la culpa estaba carcomiendo sus pensamientos, haber encontrado a Bakugou en un estado tan vulnerable definitivamente crearía una nueva barrera entre ellos.

Quería ir a verlo, llamarle o enviarle algún mensaje, pero si cedía a la tentación y lo hacía, la grieta que se formó se volvería un enorme precipicio. Y esta vez no le bastaría con construir un puente, tendría que bajar y escalarla una y otra vez. O simplemente rendirse y aceptar que había aspectos de Bakugou que no se le permitían ver o cuidar.

Cerró sus ojos tratando de controlar su respiración, inhalando a través de su nariz contando hasta cuatro, aguantando su respiración por siete segundos y espirar todo el aire que había juntado en sus pulmones por ocho segundos soltando un ligero ruido que requería el ejercicio. Si no se dormía al menos se relajaría un poco.

La imagen de Bakugou acurrucado a un costado, temblando, salivando, sudando y llorando, verse tan adolorido, atragantándose con su propia respiración, tratando de evitar vomitar. Kirishima nunca lo olvidaría, Bakugou era fuerte, estaba destinado a volverse el mejor héroe de todos, el más increíble, el más capaz, así que, verlo ser tan... humano, se sentía irreal.

Se condenó a sí mismo por pensar eso, por supuesto que Bakugou era completamente humano, lo sabía desde hace mucho tiempo.

De un impulso se destapó, echando sus sábanas al piso y se levantó. No iba a dormir ni a poder relajarse así que haría algo de provecho y estudiaría o leería alguna cosa.

Leer.

Es verdad, tenía un libro que Kaminari le había recomendado bajo la primicia de que era una lectura increíble y que a Bakugou realmente le gustaba. Busco en su estantería el título, Demian, lo agarró y se sentó frente a su escritorio, el libro era corto y lo terminaría pronto.

«Nada le es más desagradable a un hombre que tomar el camino que conduce a sí mismo.»

La lucha incesante, dolorosa y trágica que los seres humanos pasan para encontrarse con su verdadera persona, dejar atrás sus sombras y conocerse en profundidad, aceptarse con sus egoísmos y errores, caminar en la ligera línea de lo que significa para cada quien el bien y el mal. Medir hasta qué punto eres capaz de volverte loco, qué estás dispuesto a sacrificar para aprender a aceptar lo que eres en realidad, con tus defectos, tus virtudes...

— ¿Kirishima...?

Se sumergió en el conflicto interno que el libro planteaba, conmoviéndose y emocionándose de alguna extraña manera en algunos puntos al sentirse relacionado, por lo que realmente no estaba prestando atención a su entorno.

Tres golpes más en la puerta.

— ¿Estas durmiendo? — Probó el picaporte, la puerta se abrió — eres descuidado como siempre, cualquiera puede ingresar y solo.... ¿ah?

La confusión deformó el rostro de Bakugou, acaso su amigo estaba estudiando, no creía en las supersticiones, pero la tormenta de afuera seguro fue provocada por el choque de la contradicción tan enorme que estaba viendo. Sin embargo, la incredulidad le duró poco, sus ojos captaron rápidamente el libro que estaba entre las manos de Kirishima.

No tenía sentido, se sintió desnudo, la vergüenza llenó sus pómulos de un rojo tenue, sus manos picaban y su corazón se aceleró. ¿Por qué Kirishima tenía ese libro?

Quería que el huevo roto en la portada, que hasta hace unos segundos le parecía ingenioso, explotara y de él saliera un dragón que quemara los ojos de Kirishima.

— ¿Por qué...?

Parecía que en ese momento Kirishima se encontraba en un lugar lejano por lo que su presencia era irrelevante. Sus sentidos volvieron a la normalidad y su arrebato de nervios desapareció.

¿Se había sentido nervioso por primera vez acaso?

Bufo y sonrió, descubría cosas raras sobre sí mismo cada vez que pasaba tiempo con Kirishima y siempre eran cosas tan absurdas.

Se dirigió a la cama, recogió las sábanas que aún permanecían en el piso y como si fuera suya se acostó, tapo y acurruco. El olor a desodorante de hombre y la agria esencia de una colonia barata inundó sus fosas nasales, la almohada contradiciendo a todo en esa habitación olía a fresas, la responsable seguramente era Mina, quien cada vez que entraba a esa habitación adoptaba a esa almohada hasta que se fuera y tuviera que dejarla.

Arrugó su nariz, sus manos se apretaron en ella y al segundo la almohada había sido lanzada hacia la puerta, causando un golpe levemente fuerte, sus ojos observaron a Kirishiam, ¿había notado ya su presencia?, gruño al ver que no era así.

Ese libro no era tan interesante de todas maneras, porque no dejaba de darle tanta atención.

— Idiota, cabello de mierda... tonto.

Comenzó a llorar.

Ni siquiera se dio cuenta o entendió el porqué, las lágrimas salieron sin permiso y no querían detenerse, mordió su labio inferior, el cual ya dolía por el daño que se había hecho más temprano. Estaba siendo ruidoso al llorar, sus quejidos no estaban amortiguados para nada, sorbiendo para evitar que los mocos líquidos salieran y ensuciaran todo, era un desastre.

— ¿Mm?, ¡Bakugou! ¿Cuándo, por qué...?

Al escuchar su voz y saber que por fin lo había notado, su reacción fue cubrirse con las sábanas y llorar aún más fuerte.

— No... yo ¿puedo acercarme?

— Idiota... cabello...sff... de mierda... tonto...

La sábana le fue arrebatada para luego volver a taparlo esta vez con Kirishima a su lado. Se aferró a él tan pronto como pudo, Kirishima acarició su cabello en respuesta.

— Estoy contigo Bakugou...

— ¿Siempre?

— Siempre.

— Ni siquiera notaste que vine.

— Ah, jaja, el libro que estaba leyendo era incre-

— No lo es, solo es un tonto libro.

— ¿Pensé que te gustaba? — Bakugou hizo un sonido extraño y gracioso. Kirishima trato de encontrar el rostro de Bakugou bajo las sábanas, pero lo único visible en la posición que estaba era su cabello rubio.

— Lo odio...

— Kaminari dijo...

— ahora... lo odio ahora.

La conversación acabó en ese momento, Kirishima no sabía cómo responder y en realidad quería hacer otras preguntas más importantes, como el motivo de porque se encontraba ahí, cuando antes le había pedido con otras palabras, mantener la distancia. Pasaron varios minutos antes de que alguno volviera a hablar.

━ꕥꕤꕥ━

— Hey, Bakugou ¿puedo hacerte una pregunta?

—... Sí.

— Dijiste que no me llamarías y que no podía ir a verte o...

— Dije que TÚ no podías, nunca dije que YO no vendría.

— Ahh, pff...

Comenzó a reír se sentía tan aliviado. Sero había dicho que Bakugou era adorable, pero esa palabra se quedaba corta para describirlo, se aferró a él con más fuerza. Morfeo debía estar feliz al recibirlos por fin en su mundo por esa noche.

Al final la grieta no se transformó en un precipicio, más bien formó un nuevo camino.

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⏰ Última actualización: Oct 03, 2020 ⏰

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