CAPITULO 9

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[23 DE DICIEMBRE 2019] ~narra cepeda~
Hoy salgo de aislamiento antes de tiempo, en realidad, tenía que salir de aquí el 30 pero por navidades salgo antes: nadie debe pasar las navidades solo en un celda de aislamiento, eso es lo que nos dicen a nosotros, pero en realidad los guardias de aislamiento y algunos del montón que no son importantes aquí, se van de vacaciones, así que a todos los de aislamiento nos sacan hoy. Durante todos estos días en aislamiento no he ido a enfermería, así que no sé cómo irá ahora el tema de la anemia. Mañana retomo las visitas a enfermería y tendré que estar con Aitana, porque Amaia al estar de prácticas tiene vacaciones y hasta el veinte de enero no vuelve.
Estas son las primeras navidades que voy a pasar con mi familia, se me va a hacer raro, pero así tengo la oportunidad de cambiar un poco de aires. Todos los años he ido a casa de mi madre, a Galicia desde Madrid. He estado toda mi vida rodeado de mi familia en estas fechas y este va a ser el primer año sin ellos. Cuando me imaginé mi primer día de navidad que no lo pasaría con mi familia, no pensé que lo pasaría en la cárcel.
Dicen que siempre hay una primera vez para todo, me acuerdo de la primera vez que me dijeron esa frase: me la dijo mi madre un día de lluvia, yo era pequeño y volvía del parque después de que se pusiera a llover, acompañado de la madre de mi amigo Carlos. Le conté ilusionado a mi madre que por fin me había atrevido a subirme a los columpios, después de muchas semanas suplicándole a Carlos de no subir porque a mí me daba miedo. Mi madre me abrazó contenta y cuando me soltó, me dijo aquella frase: siempre hay una primera vez para todo. Me memoricé aquella frase y empezaba a decírsela siempre que podía a mis pocos amigos.
Me ciega una linterna en los ojos, pasa de un ojo a otro pero para cuando abro los ojos paran. Me encuentro a Manu súper cerca mío.
Manu: te lo he dicho Roi, no está muerto
Roi: parecía que lo estuviese
Luis: ¿qué ha pasado?
Manu: te has desmayado justo cuando te iba a llevar a tu visita
Luis: ¿qué visita?
Manu: ha venido tu madre
Luis: ¿mi madre?
Manu: sí. Roi ve a enfermería y avisa a Aitana sobre su desmayo, debe estar al tanto de esto.
Luis: no... no la llames
Manu: hazlo
Pocos minutos después, me encuentro delante de la puerta de entrada que lleva a las mesas donde nos esperan nuestros visitantes. Mientras Manu me quita las esposas recorro la sala entera con la mirada buscando a mi madre hasta que la localizo al final a la derecha. Desde aquí puedo ver cómo intenta contenerse las lágrimas así que recorro la pequeña sala hasta llegar a ella y abrazarla. Ahí se permite soltar las lágrimas.
Luis: no hacía falta que vinieras
Encarna: quería verte
Luis: ¿y Adri?
Encarna: en casa de la abuela, quería venir pero no le he dejado
Luis: quizá tenías que haberlo hecho, así me podría despedir
Encarna: no va a hacer falta despedirte, porque vas a salir de aquí
Luis: mamá, no...
Encarna: vas a salir de aquí y vamos a ser una familia feliz
Luis: no es tan fácil
Encarna: hazme caso que todavía soy tu madre
Luis: joder está bien
Encarna: y tú podrías haberme llamado o algo eh, que tengo que hacer un viaje hasta aquí para tener noticias tuyas que no sean de la televisión
Luis: ya... perdón por eso, me metí en líos
Encarna: ¿más? ¿qué hiciste?
Luis: amenazar a uno
Encarna: no eres de esos
Luis: aquí es diferente, tengo que ser un cabrón
Encarna: pues no me gusta la idea
Oigo un timbre que indica que se abre la puerta, suele indicar que un preso ya ha llegado, es como un aviso para las familias, o eso es lo que me dice Roi.
Observo la sala y están todas las mesas ocupadas, cada una con su preso y con sus visitantes. Vuelvo a mirar hacia la puerta y veo a Aitana viniendo hacia mi mesa hasta el punto de que está con las manos en mi mesa mirándome a mí y a mi madre, diría que hasta está nerviosa.
Luis: ¿qué pasa?
Encarna: ¿es tu novia y no me lo has dicho?
Luis: joder mamá que es la enfermera
Encarna: ay perdón...
Aitana: Aitana
Luis: ¿pasa algo?
Aitana: ¿qué? Ah sí, que tienes que ir a enfermería ya
Luis: aún me queda media hora
Aitana: ¿recuerdas que no te has tomado las pastillas durante tu estancia en aislamiento? Al empezar a tomarlas y hacer un parón luego no ha sido bueno y por eso te has desmayado (que se note la imaginación) y si no te la tomas ya te volverás a desmayar. Te espero en enfermería
Encarna: ¿qué no me has contado?
Luis: pues que tengo anemia y tengo que ir a enfermería todos los días para tomarme la medicina
Encarna: ¿y el desmayo?
Luis: ha sido un desmayo de nada
Encarna: mira vete ya a enfermería que no quiero que te desmayes
Luis: está bien
Encarna: te quiero
Luis: yo también
Le doy un abrazo y me voy hacia Manu para que me lleve a enfermería.  Durante el camino me han fallado las piernas y me he tenido que parar y apoyarme en la pared hasta que conseguimos llegar. Manu informa a Aitana de lo que ha pasado durante el camino y se va. Estamos los dos en un silencio bastante incómodo mientras ella busca mi pastilla. Me saca sangre para ver el estado de la anemia, y por su cara, no es bueno. He empeorado, si tenía la anemia por los suelos, ahora están por los subsuelos.
Luis: no sé para qué tengo que curarme la anemia si voy a morir
Aitana: no vas a morir
Luis: ¿y eso cómo lo sabes?
Aitana: no lo sé pero tenemos 3 meses para conseguir que no te maten
Luis: ¿tenemos?
Aitana: sí... Miriam y yo, y bueno si quieres puedes ayudar tú también... desde aquí
Luis: ¿Miriam? ¿mi abogada?
Aitana: sí
Luis: ¿por qué lo haces?
Aitana: porque yo no pienso igual que él y no se puede salir con la suya

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