CAPITULO 1

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[1 DE DICIEMBRE 2019] ~narra cepeda~
El viento azota en mi cara cada vez que se abre la puerta de comisaría y solo pienso que es un castigo del universo por haberme permitido a mi mismo haber acabado aquí después de haberme pasado la tarde entera debatiendo conmigo mismo sobre si debía permitir que mi vida acabara así. Yo me dirigí anoche a hacerlo, a matar al presidente. Después de todas las amenazas que me habían hecho sobre mi familia si no lo hacía, tenía que hacerlo, aunque significara arruinar mi vida con tal de salvar la de mi madre y mi hermano pequeño. Tengo el recuerdo borroso, pero no lo suficiente como para poder saber que yo no maté al presidente, yo lo encontré ya con el disparo en la sien, así que lo primero que hice fue salir corriendo de allí. Es lo que habría hecho un inocente, ¿no? He de admitir que bebí un poco, lo suficiente para ir mareado dispuesto a hacer lo que tenía que hacer. Lo tenía todo preparado: iba al aparcamiento de su trabajo, buscaba su coche, le disparaba y salía pitando de allí, pero no sabía que un policía que vigilaba el garaje me iba a perseguir hasta mi casa mientras me deshacía del arma. Tampoco sabía que, después de varias horas de lo sucedido, me tuvieran aún esposado y sin decirme ni una palabra. El policía que me detuvo se va a su casa, por lo que le he oído decirle al que supongo que es su compañero. Muchos policías salen por la puerta y aparecen minutos después con un vaso de esos de café. Los policías vienen y van y pasan de mi cara. La verdad es que me quedo bastante sorprendido con la policía de mi país, a un posible asesino del presidente lo dejan ahí sentado en la sala de espera delante de todos los que están esperando en esta sala, ni siquiera me llevan a una sala apartada de la gente. Las pocas personas que hay sentadas me miran mal, primero a las esposas y luego a mí. Odio que me miren mal por algo que no he hecho. Me pregunto si ya saldrá en todos los telediarios. Sigo esperando, ¿cuánto? ¿una hora? ¿dos? No lo sé pero se me hace eterno. Pero por fin veo que un policía se acerca a mí, entonces me levanto, por si acaso.
Policía: queda detenido por asesinato al presidente. Tiene derecho a guardar silencio y a negarse a responder preguntas. Cualquier cosa que diga puede ser usada en su contra en un tribunal judicial. Tiene derecho a consultar a un abogado antes de hablar con la policía y a tener un abogado presente durante el interrogatorio o más adelante.Si no puede pagar un abogado, el tribunal le asignará uno antes del interrogatorio si así lo desea.
En cuanto dicen esas palabras siento que todo se me viene encima, ni siquiera me han interrogado. No sé cómo se supone que maté yo al presidente, ni siquiera disparé, pero para el policía, lo único que le bastó fue ver al presidente muerto y a mí huyendo de allí cagado de miedo. Me meten en una furgoneta de esas de las películas cuando transportan a presos peligrosos. Las he visto millones de veces en películas y series, pero nunca llegué a imaginar que yo iría subido en una de esas furgonetas. La furgoneta se para, y segundos después, los policías abren las puertas de la furgoneta con brusquedad y me arrastran a la entrada de presos de la cárcel. Aquí empieza mi nueva vida.

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