The Drug Love | JM & SG

008

Fuck me like you mean it

Estar a solas con Jason en Boston no era fácil, para nada. Es arrogante y desesperado pero también inteligente, congruente y... caliente.

No sé qué pasó en mi que me hizo tomar la decisión de acompañarlo, mi subconsciente dice que fue porque tal vez yo era la persona perfecta porque sabía que negocios tenía Abad aquí pero por otra parte sabía que había algo más profundo que eso.

Jason es testarudo y decidió viajar en auto, sin armas y con solo una cuarteada. Al parecer éramos una pareja de la universidad de Nueva York haciendo un viaje turístico a Massachusetts, algo paso en mi estómago cuando menciono "pareja" incluso cuando exactamente sabía que todo esto era falso. O sea si, follamos y fue lo mejor que he tenido en mi vida y me pongo caliente al pensarlo y claro que si, tal vez lo volvamos a repetir pero estoy en una situación muy extraña aquí porque al final todo lo que somos nunca se borrará.

"¿Recuerdas algo que nos pueda llevar a él?", preguntó mientras fumaba un cigarrillo y manejaba, nada seguro pero de nuevo, la seguridad no filtraba en nuestras vidas.

"El tiene oficinas en el centro pero su casa está en el este, en Springshield para ser exactos", conteste viendo que entrábamos a la ciudad. Abad jamás me trajo a Massachusetts pero recuerdo que el viajaba mucho aquí y por escuchar conversaciones se exactamente de qué "negocios" se trataban.

"Boston es gigante, nos tardaremos en buscarlo", bufó ya enojado, esto era de lo que hablaba, maldito corto temperamento que tenía.

"Podemos colarnos a una fiesta de fraternidad de Harvard, queremos pasarla bien así que preguntamos quién nos puede conseguir de esa diversión y listo, tenemos al distribuidor en nuestras manos y roguemos para que sepa donde poder encontrarlo".

"¿Tu crees que lucimos como universitarios?", elevó una de sus cejas.

Mire sus tatuajes, su ropa y después observe mis tacones.

"No como alguno normal pero podemos aparentar, la edad la tenemos", me encogí de hombros. En algo era malo y eso era aceptar que estaba mal por eso no dijo nada más y se dedicó a conducir. Apretando su mandíbula una que otra vez durante el camino, no sabiendo que decir o hacer, gire a ver las calles rústicas de Boston. Apenas comenzaba a nevar y me fascinaba como se veían las calles blancas.

Si tuviera una vida normal, lejos de la violencia, armas y negocios ilegales viviría aquí, tal vez asistiría a la universidad realmente, encontraría al amor de mi vida y tendríamos a nuestros hijos aquí. Mi corazón comenzó a palpitar con fuerza pero lo obligué a tranquilizarse, sabía que jamás sería posible que se cumplieran mis fantasías.

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La música hacía rebote en mis oídos, estupidos chicos de fraternidad bailaban sin camisa arriba de una mesa pensando que estaban haciendo lo más cool del planeta pero lamentablemente para ellos solo veía estupidos niños de papi estregando el dinero que les dan en las caras de los demás.