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"No puede ser tan estupido, el bastardo era inteligente y no puede solamente dejar a tu hermano así tan fácil en tus manos"

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"No puede ser tan estupido, el bastardo era inteligente y no puede solamente dejar a tu hermano así tan fácil en tus manos". Selena murmuró en la oscuridad mientras observábamos el movimiento en la mansión. El lugar estaba rodeado de casas promedios, tal vez dos tres recamaras en comparación de esta maldita enorme propiedad.

"Yo tampoco lo entiendo".

"Podría poner la explicación de que se que le gusta lo ostentoso y claro que le gustan las casas así".

Por alguna razón no sentaba bien a mi estómago que supiera tanto de ese bastardo.

"Mmmm", le respondí pero parecía que ella no me prestaba atención, enfocada en observar todo lo que ocurría a nuestro al rededor.

"¿Qué hacemos?", giró a verme. "Puedo meterme de carnada pero tú y yo sabemos que no voy a durar más de dos segundos viva a su lado".

"Aunque lo quiera hacer no podemos entrar, somos dos y no sabemos la cantidad de hombres y armas que tenga, entrar y sacar a mi hermano va a ser imposible hacerlo hoy".

Furia y decepción se apoderaron de mi cuerpo. Soy un hombre poderoso y no poder hacer nada en esta puta situación me molesta así que no pienso cuando saco mi arma de la parte trasera de mis pantalones y disparo con dirección a la casa, sin parar y con convicción mis dedos presionan y presionan el gatillo, el estruendo sonido llena mis oídos con placer.

Todos se empiezan a mover, los hombres de Abad se resguardan y sacan las armas para defenderse. Todos buscan entre las sombras a quien los está atacando pero no encuentran a nadie ni nada porque Selena me abordo contra el césped.

"¡¿Estas lunático?!". Susurró enfadada. "¡Si antes teníamos uno por ciento de probabilidad ahora tenemos CERO!".

"Larguémonos de aquí". Dije ignorándola y mirando a todo el desastre que hice y del que estaba orgulloso, ojalá una de esas balas haya tocado el craneo de Abad.

"Hasta que tienes una buena idea, no puedo creer que seas así de estupido". Comenzó a gatear para pasar los arbustos y encontrar la salida hacia el auto. Las sirenas de la policía se comenzaron a escuchar a lo lejos y los vecinos comenzaban a salir a ver que sucedía.

"Demonios". Susurré.

Teníamos estacionado al coche a unas cuentas cuadras hacia el norte de la casa, utilizando la oscuridad de la noche a nuestro favor nos escabullimos por las calles del vecindario. Cuando llegamos a nuestro destino y nos acercamos al coche Selena se voltea y me empuja con fuerza.

"¡Te lo voy a decir una vez y solamente una vez!". Disparó veneno en sus palabras. "¡Tienes que dejar de llevarte por tus emociones, me sorprende que no te hallas matado a tu mismo! ¿Crees que no tienes emociones? ¡Estas mal! Eres como un niño pequeño que no le dan lo que el quiere!". Gritó en mi cara apretando los dientes con fuerza.

Los dos estábamos furiosos, no sabía si quería tomar su pequeño cuello y partirlo en dos o besarla y follarla sin control.

Una de mis manos fue alrededor de su cuello y la acerque hacia a mi pegándonos a la pared, así su cuerpo estaba perfectamente alineado con el mío, quería sentir perfectamente cada una de sus curvas, cada una de sus palpitaciones y respiraciones lentas y profundas.

Pero también quería que cerrara la boca.

"¡Cállate! ¡Tu no sabe lo que es tener a tu hermano arrebatado de tus brazos!"

"¡Eres un maldito narcotraficante! ¿qué demonios esperabas?"

"Esto y peor más pero han pasado años y yo se que el está vivo y me vale verga lo que digan, ¿entiendes? Hubiera preferido pudrirme en esa celda que salir y rendirme".

Esto logró callarnos, nuestras respiraciones comenzaron a sincronizarse y nuestras miradas se cruzaron. Tomé mi arma de mis pantalones le puse el seguro y se la coloqué en las manos.

"Larguémonos de aquí, Ángel". Abrí la puerta del copiloto para ella y seguido me fui al lado del piloto para de una vez por todas nos fuéramos de aquí.

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Selena tenía razón en una cosa, tenía que controlar mis emociones, yo no era así carajo ¿qué era lo siguiente? ¿llorar?.

Estaba desesperado, con sed y hambre de venganza. Quería matar a Abad, recuperar a mi hermano y mostrarles quien mandaba aquí, Selena y su hermano tendrían lo que quería y podría seguir como antes, follandome a cualquier par de tetas, ser el jefe de mis negocios y volver a cerrar mi corazón, claro que después de recuperar a mi hermano.

Mire a Selena en la oscuridad del cuarto del hotel, en cuanto llegamos se quito cada prenda quedándose solo en una pequeña tanga y cuando trate acercarme murmuró somnolienta:

"Guárdalo en tus pantalones estoy muy cansada". Se tiro en la cama y en cuestión de segundos estaba muerta.

Me acosté a lado de ella y sin tocarla como ella lo pidió me fui a dormir.

Pero ya habían pasado las horas así que ya había tenido su descanso y yo la quería ahora, no, la necesitaba.

Comencé un recorrido por su piel, mis yemas tocaban desde su cadera hasta su hombro. Tratando de llamar su atención me acerque a ella e intencionalmente acomode su trasero de forma que hiciéramos cucharita, bese su cuello lentamente y le rogaba a todos los seres divinos que se levantara.

Suspiro e hizo el pequeño movimiento que hizo que su trasero rozara con mi verga. Somnolienta tomó mi mano y la llevo a sus bragas.

"Si vas a comenzar esto más te vale terminarlo". Colocó mis dedos en su vagina, estaba tan mojada que sabía que eso no era por mi tocándola.

"¿Qué estabas soñando, Ángel?". Susurré en su oído circulando.

"Exactamente esto". Jadeó.

Saqué mis dedos abruptamente de sus bragas, Selena se quejó brevemente antes que los acercara a su boca. "Chupa". Cómo buena niña metió a dedos a su caliente y mojada boca. Enredo y trazo con su lengua y cuando estaba satisfecho los quite y los regrese a donde ella más los necesitaba.

"Jason...". Gimió cuando aumenté mi ritmo. Mientras mis dedos trabajaban su magia mi boca besaba y mordía su cuello, oreja y todo lo que tenía al alcance.

"Estoy cerca". Tres dedos fueron dentro de la mientras mi pulgar prestaba atención a su clitoris y ella enloqueció.

Momentos después explotó en mi mano, retorciéndose en mis brazos, jadeaba y gimiendo mi nombre, su respiración se fue tranquilizando.

Limpie mis dedos llenos de ella en mi boca, limpiando cada miligramo de su orgasmo.

Se volteo y tomó mi rostro en sus manos y me besó, metiendo su lengua, tocando y acariciando a la mía como si estuviera tratando de probarse a ella misma.

Tomó mi pene en una de sus manos pero la detuve. Me miro curiosa y alzo sus cejas.

"Es más que suficiente hacerte venir. Descansa, Ángel".

Dicho y hecho, el orgasmo la relajo tanto que en segundos estaba muerta.

De nuevo.

 The Drug Love  | JM & SGWhere stories live. Discover now