Herida

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Si conocerte era un peligro,
tú eras uno de los riesgos más bonitos
que yo había decidido tomar.

No lo voy a negar,
al igual que tú,
yo también tenía miedo.

Tenía miedo de que te alejaras de mí,
tenía miedo de que me alejaras de tí.
Tenía pánico de que me odiaras,
tenía pánico de que no me amaras.

Pero lo que más me aterraba de todo
era hacerte daño.
Tú ya te habías roto,
y aunque fuerte y valiente,
sin prisa pero sin pausa,
lo estabas superando,
todavía te rodeaba la noche,
villana que te seguía amargando.

Yo quería ser tu luz,
quería ser el sol
que acompañará a tu luna.
Sabía que podía ser
la tatuadora de tu sonrisa,
siempre radiante en tu rostro,
preciosa como otra ninguna.

Me advertise que era un peligro,
me advertiste que saldría herida.
Me daba igual,
por tí, todo merecía la pena.

Además, cualquier herida se cura
con tiempo y un poco de medicina.
Y resultaba que tú eras mi daga,
y a su misma vez,
la más deliciosa de mis medicinas.

ValkiriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora