Supongo que las cosas pasan por algo, a veces me pregunto el por qué de ello y otras veces, simplemente, no lo pienso, prefiero no saberlo. Sin embargo, sí quise saber el por qué me dejaste, quería saber el por qué lo habías elegido a él. Y debo decir que tu respuesta fue la más estúpida. Solo debías decirme que aún lo amabas.
— ¿Por qué lo hiciste, YoonGi? Lo pudiste haber dicho y yo hubiera entendido, pero ésta no era la manera — dije con los ojos llorosos esperando una buena respuesta.
— No lo hubieras hecho. Si te hubiera dicho no lo... — soltaste un suspiro — no lo hubieras entendido.
—Y qué, ¿te pareció mejor idea esto? — pregunté enojada. Estaba enojada, pero por ser una estúpida cegada por ti.
— Yo no quería que fuera así, Hane...
— No me digas así. No me vuelvas a decir así cuando ya has arruinado lo nuestro, Min — suspiraste, YoonGi. Y no lo intentaste de nuevo, simplemente lo dijiste tan frío que me dolió.
— Yo no quería que pasara de este modo, Haneul — me miraste, pero no podía saber lo que me decían tus ojos. Ya no podía saber si me ocultaban tristeza, dolor u otra mentira más.
— Si me quieres — pausé y negué, corrigiéndome —. Si me querías, ¿por qué lo hiciste? — pregunté una vez más.
— Porque a él lo amaba, y porque quiero saber si lo sigo haciendo — pasaste desesperado tu mano por tu cabello negro y soltaste un suspiro.
Te alejaste un poco y te volviste a acercar. Parecía que querías decir algo y no te atrevías. Querías evitar hablar de ello. No querías aceptar tus sentimientos porque a pesar de todo, lo acepto, era buena persona, YoonGi, lo eras. No querías lastimar a nadie, pero tus actitudes lo hacían. No querías decirme que no habías dejado de amarlo porque temías herirme con esas palabras, pero no te dabas cuenta que tus acciones ya lo habían hecho.
— Movió algo dentro de mí que pensé que ya había muerto. Me hizo darme cuenta que lo extrañaba. Que quizá lo quería — me diste la espalda para irte, pero te detuviste al escuchar mi pregunta.
Te hubieras ido. Debiste haberme dejado ahí. Qué más daba.
— Entonces, ¿a mi no me quisiste? — pregunté con la voz quebrada. Estaba temblando y quería huir sin escuchar tu respuesta, pero mi cuerpo no reaccionaba. No reaccionó.
YoonGi, te quedaste parado frente a mí al escuchar la pregunta, dándome la espalda. Incluso así te amaba. Incluso así quería escuchar que me querías, pero no me contestaste, sólo soltaste un quejido, y eso me lo dijo todo. Ya no querías seguir hablando de esto. No estabas siendo grosero, sólo expresabas lo que sentías. Confusión. Pero no importaba, estabas siguiendo ese corazón confundido, ese que te decía que volvieras a él.
— Por él siento algo diferente que por ti, Haneul. Sí, a ti te quiero, incluso puedo decir que te amo, pero lo que tuve con él fue diferente. Fue algo que me marcó de una manera inexplicable y no es algo que simplemente pueda pasar por alto.
— No es cierto. Parece que a él lo amas. ¡Si vieras como lo mirabas! A él lo amas y a mí, quizá, me quieres. Eso es lo que realmente quieres decir.
— No es así, Haneul. No pongas palabras que no he dicho en mi boca — dijiste, ya molesto.
— Pues decir que lo que tuviste con él fue diferente, y todas tus estúpidas cursilerías, me dicen otra cosa. Todo lo que has estado haciendo dicen otra cosa. ¡Por dios, YoonGi! Ya deja de darle vuelta a todo.
— ¡Tómalo como quieras! — gritaste harto de todo.
Se veía en tus movimientos, se escuchaba en su respiración, se reflejaba en tus ojos oscuros. Inhalaste y exhalaste. Volviste a alejarte y maldijiste. Yo te esperé. Realmente hice eso en ese momento y meses después. Te esperé. En esa noche tan fría, te esperé y volvería a hacerlo a pesar de saber lo que pasaría. Lo volvería a hacer porque así vería de nuevo tu sonrisa. Esa me que me dedicaste cuando estuviste un poco más calmado. Esa maldita sonrisa tan dulce y cálida. Aquella que logró calmar mi enojo convirtiéndolo en tristeza.
— Sólo sé que quiero dejar de sentir esto y saber que hago bien.
— YoonGi...
— Hablemos mañana, ¿sí? Sé que quieres terminar con todo esto de una buena vez, y yo también, pero mañana estaremos más tranquilos. Por favor, déjame pensar en lo que está pasando. Por favor, Haneul.
Siempre fuiste así. Así eras tu, y esa vez no fuiste otro más que tú. Realmente quería que fueras feliz, no me importaba que fuera con él. Eso ya no importaba. Tal vez nunca importó. Porque siempre quise verte sonreír y cuando supe que yo ya no era quien te hacía sonreír, fue cuando te dejé ir aunque me doliera. Supongo que eso era verdadero amor.
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