Los primos Usami-Nikiforov En... Mi Uke es el mas tierno

Extra - Usagi-san Y Pontya

Habían vuelto de Hasetsu y con ellos dos integrantes nuevos. El ruso menor y su gatita..

Para Usagi-san que no había tenido ningún tipo de relación con adolescentes y menos con felinos, era algo nuevo y complicado.

Sobre todo una tarde donde todos habían salido y el se había quedado a seguir su trabajo, y al bajar a por su séptimo café y volver se encontró con la esponjosa gatita durmiendo sobre su ordenador portátil.

No sabia como apartarla, tenia que hacer su trabajo, pero a la vez dormía tan cómoda que no quería despertarla.

Así que suspiro y le decidió esperar un poco. Pero nada paso. La felina no se veía con ninguna intensión de despertarse así que opto por ir a buscar algo que le ayudara a despertarla.

Llego con un juguete que encontró en la habitación que le asignó al rubio ruso dueño de la gata he intento despertarla logrando tener su atención.

Y después de un largo rato la felina abandono su portátil. Y se fue.

Bien misión cumplida. Volvía a su trabajo de nuevo.

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Otro día donde Usagi-san hacia su trabajo como de costumbre y Misaki le habia traido su cuarta tasa de café, la pequeña felina habia irrumpido en su despacho ahora caminado sobre su escritorio y sentandose frente a la pantalla donde el escribia.

Y cuando intentaba apartarla la gatita solo jugaba a manotazos con su mano.

Así asta que se aburrió o eso pensó por que mas tarde ella volvió y ahora quería jugar con sus manos que tecleavan en el portátil.

La verdad los felinos eran extraños, ya que cuando veía cuando otros le querían acariciar o jugar, esta les ignoraba y cuando estaban ocupados esta buscaba jugar. De verdad los felinos eran extraños.

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Pero las aventuras con la felina no terminaron ahí. Aun que esta vez la minina solo se subió a su regazo a dormir. Cosa que en si no le molesto y continuo su trabajo, hasta que Misaki entro al estudio preguntando si habia visto a la Minina y este se rió de el al verla en su regazo durmiendo.

Haciéndose asi muy común verla en el despacho de Usagi-san, haciendo de las suyas.

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Pontya habia llegado a una nueva casa, era grande y entretenida.

Desde que su Humano le llevaba con el a donde iba habia conocido a otros humanos que les trataban bien.

Incluso comenzo a disfrutar del agua.
Aún que mayormente del agua de los señores regordete que tenían piscinas y piscinas de agua calentita!

Ese agua si le gustaba! Era calentita y le relajaba! No como las otras que se sentian frías.

Pero ahora ya no estaba mas en esa casa de aguas calentitas. Ahora estaba en otra donde por lo que había entendido el dueño era familia del peli plata ruidoso entrenador de su humano.

La casa era agradable, aun que la tenia que compartir con el perro grande de la pareja de patinadores.

La verdad no es que sea de odiar a perros, solo que este era muy pesado! Siempre queria jugar con ella y ella solo queria disfrutar de la calma y dormir.

Asi es como encontró su escondite! Era donde estaba el humano dueño de la casa.

Era curioso ese humano. Se la pasaba horas y horas ahi encerrado manoteando en ese cacharro cuadrado.

Pero ignoro eso, esa habitacion era tranquila. Y al parecer el canido no tenia permitido entrar o estar por ahí. Eso le era perfecto asi que dormia en algun monton de libros y el humano no cuenta de su presencia.

Asi paso un par de dias y ella curiosa de que hacia ese humano decidio fisgar cuando este salio.

Subio al escritorio y miro todo. Habian papeles, libros, y demás.

Luego miro esa maquina donde el humano se la pasaba todo el día y al notarla calentita decidio tumbarse en ella y sin darse cuenta se durmio sobre ella.

Hasta que el humano volvio y la hizo apartarde.

Otro dia observando al humano lo noto algo estresado. Asi que se sacrificaria un poco y fue a jugar con el. Pero no parecia interesado y se enojo y le manoteo.

Otro dia solo se canso y subio sobre el y se hecho a dormir. No sabia bien por que pero ese humano de algun modo le agradaba. Ademas que era cayado y no molestaba.

Asi que, no estaba ma estar ahí y a veces soportar al caniche. Habia encontrado un sitio tranquilo donde no le decian nada. Y que usaba cuando quería estar tranquila.