Capítulo 3

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Historia de Catalina

¡Oh, la historia de Lady Catalina era muy diferente a la de sus amigas!

Ella ya tenía 27 años. Seis temporadas a cuestas, un montón de proposiciones, y es que ella era la más bella dama soltera y con buena dote de esta alocada Londres. Solo tenía un problema: era muy coqueta. Ella misma de describía así misma como "vivaz" y "risueña". Era consciente de su belleza, por lo que la humildad no era su estilo. Siempre a la moda, siempre llamando la atención de los caballeros, pero una vez que la conocían ya le estaba proponiendo matrimonio y ella en un santiamén los rechazaba. ¿La razón? simple. Ella quería que la amaran por lo que ella era, no por su belleza. Catalina sabía que el tiempo era un sabio muy cruel, le enseñaría cosas que tenía que aprender para vivir, subsistir, pero en cambio él, le robaría su belleza, y ahí si necesitaría de un compañero fiel, que no se avergonzara de ella al verla envejecer. La belleza era como una hermosa flor, no duraría con el tiempo y ella terminaría arrugada como una pasa.  Ahora ella estaba conmocionada por el tema en que se había envuelto.

El conde Hemsley, había sido tardíamente presentado en un evento familiar. Siendo un nuevo rico; quién había ascendido al título a la muerte de su tío, quien no tenía hijos; dejándole todo: casas, tierras fértiles y un generoso patrimonio familiar no vinculados con el condado. Un nuevo rico elegible sin lugar a dudas, pero no para Catalina. Si bien el nuevo conde era muy rico, tenía un gran defecto. Era muy feo.

Catalina y sus amigas, y conocidas, todas las personas que habían asistido aquella reunión coincidieron en que el dinero le serviría para con seguir a una esposa que tolerara su "problema". Si bien sus dientes eran perfectos, el caballero era muy alto para su gusto, escuálido y con una blanca palidez. Sin contar que sus ojos no eran llamativos y la nariz era media estrecha. ¡Era feo! ¡No hay lugar a replicas! Solo las damas se preguntaban ¿quién aceptaría a semejante partido? Ellas querían casarse, pero no estaban tan desesperadas por hacerlo con aquel prospecto.

Hasta que ocurrió lo inesperado. Su tía abuela los presentó. Catalina se comportó con toda naturalidad, así era ella: amable, alegre, "vivaz", aunque ella no entendió que tan vivaz fue con el caballero, que esa misma noche la invito a bailar; ella claro acepto gustosa. Adoraba bailar. Ella la paso muy bien en aquella velada, ahora tenía a un nuevo amigo. Se equivocó. 

Al día siguiente y los restos de los días, ya era extraño para ella la visita del caballero en su casa y solicitando su compañía. Catalina no era tonta, él se había enamorado de su belleza. Ahora ella estaba tramando como rechazarlo sin herir sus sentimientos. Le caí bien, y le tenía en gran estima. Pero ella era clara con su decisión, ella solo amaría a un hombre que no la amara por su belleza.

Hasta que ocurrió lo tanto temía. Él le confeso apasionadamente su amor. Y no tuvo más opción que rechazarlo. Pudo ver su cara de aflicción, de incredulidad al escuchar los motivos de su negativa. Y no lo volvió a ver nunca más. 

Había pasado una semana, cuando oyó los nuevos rumores. Se decía que ella se había ofrecido al conde y él cómo todo caballero, la había rechazado. ¡Situación que era una total mentira!, Catalina había sido quien lo rechazó. Estaba ofuscada, e indignada. ¿Cómo un feo como él se atrevería a rechazarla?, fue ella, ella quien lo rechazó. Ahora estaba tramando como vengarse de ese tonto conde por su astuto atrevimiento de dejarla mal parada, ante toda la sociedad de Londres.

—¡Lo odio! ¡lo odio! — gritó ella al ver la columna de chisme y leer que seguían hablando de ella. 

 

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Cuando tres caballeros buscan esposa© - COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora