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La vi llegando de la escuela. Se quitó el uniforme rápido, cambió su ropa interior.

Eso me pareció raro, hizo lo mismo de ayer. Su ropa interior.

Entró al baño desnuda, enseguida salió goteando agua con un leotardo blanco de manga larga y calcetines largos del mismo color.

Su figura, tan delicada y esas medias. Maldita sea, ¡Qué mujer!

Ella tomó una mochila gris y comenzó a meter cosas ahí dentro. Zapatillas de ballet, un tutú, un cepillo de cabello y dos manzanas.

Se colocó unos pantalones cortos, zapatos y un poco de brillo labial.

Desde aquí podía observar sus gruesos labios brillando.

Tomó lo suyo y se fue dando saltos.

Regresé de comer con mis padres y ella estaba regresando a su habitación con un gran ramo de flores entre sus manos. Se sentó en su cama y las miró. Se quedó allí por bastante tiempo.

Las dejó a un lado y se quitó la ropa. Volteó y miró a mi ventana. Me quedé quieto.

Sus ojos pedían ayuda.

Alguien entró y ella regreso la vista.

Ese hombre otra vez.

La abrazó y luego la empujó a un lado. Le gritó mientras ella sólo recibía los gritos. Caminó a su espejo y tomó algo, se lo dio y él se fue.

Se tiró a la cama  y abrazó las flores.

¿Pero qué hizo para que él gritara?, ¿Eran las flores?, ¿La ropa interior?

Ella parecía gritar.

Todo Y NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora