Habían pasado muchos meses desde que el reino había sido gobernado por la bruja malvada, White seguía viviendo en la orden secreta de los siete, entrenado por Soldado, diariamente cogía la espada y protegía su cuerpo mientras le enseñaban a golpear, su cuerpo nunca había estado tan cansado, se dignaba aprender y a aguantar con fuerza la empuñadura de la espada con la intención de dominar cada uno de los ataques para estar preparado por la guerra. Con las manos completamente heridas y completamente sudado al dar finalizadas las clases decidió dirigirse al río que se encontraba cerca de la cabaña para ducharse y aliviar un poco sus músculos magullados.
El príncipe Edward se dirigió en la taberna, las bailarinas se movían en el escenario refregándose en las barras mientras varios seres mágicos las miraban babeando entre tarros de cerveza. Se sentó en la barra en el momento que se dejó caer en uno de los tamboretes.
- Príncipe Ed hacía mucho que no os veía - dijo el Tabernero - ¿Lo de siempre? - preguntó - ¿Venís hablar con Líder?
- Ya hemos hablado... - comento en un susurro dirigiendo la mirada hacia la bebida dejando que sus labios se mojaran por la cerveza - Conseguimos reunir más ejercito en mi reino - anunció
- Esto está muy bien - anunció Tabernero con una sonrisa - Pronto ayudaremos a las personas inocentes del reino mi príncipe - susurró esperando que nadie les escuchara y no se percataran que había un príncipe entre ellos
- Pero tarde... - susurró desviando la mirada
- Nunca es tarde mi príncipe, pronto... vamos a conseguir que muchas vidas sean salvadas...
- No pude salvarlo... - anunció bebiendo otro sorbo - Le prometí que adelantaría la boda - anunció de golpe desviando la mirada
- ¿Quién mi señor? - preguntó Tabernero preparando otra bebida al ver que ya mantenía la jarra vacía mientras desviaba la mirada hacia el príncipe de cabellos rubios que seguía completamente perdido en sus pensamientos.
- Prometí que adelantaría la boda para salvarla... el día siguiente de su marcha quise ponerme en contacto con su padre pero... ya fue demasiado tarde... - anunció
- ¿Su futura esposa? - dijo Tabernero sin comprender nada ya que era la primera información que tenía de que mantenía prometida
- Si... me adentré al reino de la reina malvada... - anunció
- Mi príncipe no podéis hacer esto - indicó Tabernero alterado en el momento que tragaba saliva - Además... aunque viajéis con soldados... no es bueno que salgáis, no os acerquéis hasta que lo tengamos todo listo - añadió
- Pero... necesitaba encontrarla... - anunció mientras dejaba caer la frente en la barra - Necesito encontrar su cuerpo y saber como murió, espero... que no sufriera mucho - indicó sin poder evitar que las lagrimas resbalaran de sus ojos - Lo llevo haciendo desde que dijeron que desapareció... Lo siento Blancanieves.
Tabernero tragó saliva abriendo mas los ojos completamente sorprendido del hallazgo del compromiso del príncipe, no sabía que su prometida era un hombre, era evidente que había vivido engañado, no supo que decir. Sabía que entre los siete habían decidido que el reconocimiento de que el príncipe era vivo no debía salir a la luz, que su protección era lo primero, y aunque el príncipe Ed había contribuido en el plan de la orden desde el principio desvió la mirada sin poder decir nada, aunque le digiera no podía asegurar que no enfureciera al creer que hacía pasar a White por la princesa. Completamente nervioso sin saber como reaccionar dejó que el silencio los invadiera y solo se escucharan los hombres que gritaban emocionados a las bailarinas.
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WHITE SIN MANZANA
FantasyHabía una vez en un reino muy y muy lejano una princesa de piel blanca como la nieve, cabellos negros y labios carmesí su belleza era tan extraordinaria que los príncipes de los reinos cercanos querían casarse con "ella" pero lo que no sabían... era...