La carroza trotaba entre los caminos del bosque encantado en el momento que el mayordomo observaba inseguro a Blancanieves que apoyaba su rostro mirando el paisaje por la ventana
- Estáis algo pensativa ¿Todo esta bien? – preguntó el hombre. Blancanieves observó al hombre, incluso siendo solo ellos dos en el carruaje no entendía porque no le hablaba como si fuera un hombre. La idea de explicarle le pasó por la cabeza pero la opción de que estuviera involucrado le puso los pelos de punta, el nunca había sabido nada de estas cosas.
- No es nada... - susurró desviando de nuevo la mirada hacia la ventana
- Puedo... alegraros el día si lo deseáis... - comentó pero Blancanieves parecía otra vez perdido en sus pensamientos. Al ver que no le prestaba atención elevó algo la falda larga de su vestido empezando acariciarle elevando su mano hacia su entrepierna. Al notar el contacto Blancanieves se ruborizó, quería apartarle cuando notó como la mano ya empezaba a rozar su ropa interior haciendo que esa frotación empezase a exaltar todo su cuerpo.
- Mngh...
- No hagáis expresiones extrañas mi princesa, los soldados trotan muy cerca y podrían veros...
- Pues no hagáis esa clase de cosas... - susurró completamente acalorado notando las manos del hombre que pasaban por debajo de su ropa interior hasta rodear con sus dedos en el miembro ya endurecido
- ¿Queréis que pare? – preguntó en un susurro en el momento que las respiraciones de Blancanieves eran demasiado apresuradas.
- N-no... no paréis... mnhgh... - susurró en el momento que dejaba caer las cortinas de la carroza para tapar la ventana y abrir la boca notando que le faltaba aire.
El hombre sonrió empezando a bombear su miembro, disfrutando de cómo el príncipe se estremecía a la masturbación y sus suspiros se incrementaban
-mngh... Ah... - reaccionó el muchacho, se mordió el labio a medida que la masturbación iba cogiendo ritmo, iba desesperado para notarlo, no pudo evitar cerrar los ojos mientras tiraba su cabeza hacia atrás separando sus piernas.
- Aquí no hay demasiado espacio pero si me dejarais entrar a vuestros aposentos... os enseñaría mas cosas – añadió
- Mi padre os buscará – dijo Blancanieves sin dejar de suspirar y disfrutar de la mano que lo tocaba y aceleraba el bombeo.
- Podéis abrirme por la noche - añadió seguro el hombre lamiéndose los labios – Si me dejáis hacer lo que quiera con vuestro cuerpo os juro... - dijo con una sonrisa demasiado burlona – Que podría repetir lo que os hice ayer...
Presionó el pulgar la punta de su miembro haciendo que se estremeciera de nuevo, Blancanieves se tapó la boca para no hacer demasiado ruido. El mayordomo presionó moviendo el dedo como si dibujara redondas en el glande notando las espesas gotas que empezaban a impregnarse en su piel.
- Sois demasiado hermoso – susurró en el momento que aceleraba el movimiento de su mano consiguiendo que el muchacho se estremeciera y arqueara su espalda en el momento que tiraba mas su cabeza hacia atrás y empezaba a descargar en la mano del mayor hundiéndose en el placer.
- ¡Ah...! – gimoteó notando como todo su cuerpo ardía intentando calmarse, sus propios fluidos habían manchado parte de su vestido intentó relajarse y que sus respiraciones volvieran a ser las habituales.
El mayor separó la mano mientras observaba satisfecho al muchacho convencido que pronto podría hacer con su cuerpo lo que quisiera, entrarle, hacerle llorar y estremecerle debajo de su cuerpo.
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WHITE SIN MANZANA
FantasiHabía una vez en un reino muy y muy lejano una princesa de piel blanca como la nieve, cabellos negros y labios carmesí su belleza era tan extraordinaria que los príncipes de los reinos cercanos querían casarse con "ella" pero lo que no sabían... era...