Capítulo decimoquinto

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Ayuda

Solo ruego que no observes, que no me mires, solo escúchame, por favor atiende mis plegarias.
Ya no sé qué más quieres...
Ya no entiendo el propósito de esto, he sido denigrada de formas inimaginables.

Cuando salgo a la iglesia es como si me vieran, como si supieran lo que pasa cuando las puertas de su hogar se cierran.

Y yo ya no tengo a nadie, ya nadie puede ayudarme. 

Y no me quiero quedar.
no me voy a quedar.

Pero por mas que me lo diga y me lo repita cada día, por más que lo parece, lo muerda y lo golpee con cada amanecer me siento con menos ganas. Puedo sentir  como me quemo por dentro, lento, suavecito pero de manera intensa.

Me quemo con fuego que no es mío, porque mío ya no es nada, ni las cenizas.

El mal querer-La historia detrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora