capítulo vigésimo tercero

16 3 0
                                    


Maldita la niña


-Me estás mintiendo  ¡me estás mintiendo! mujer, que ya me he enterado ¡Tú vas a tener una... una niña! - sonaba cada vez más furioso, se entrecortaba maldiciendo, no quería una niña. Y si bien ella no tenía la culpa, cargaría con todo, hasta poder tener un varón o hasta estar muerta.

-¡No! Estás confundido. El doctor dijo que era varón, tu mismo lo escuchaste. - Verdad y mentira, ella le pagó al doctor  una buena cantidad para que afirme que nacería un varón, acaba de ser traicionada.

El mismísimo doctor me lo dijo! Tu... tu... -Ya estaba levantando la mano- ¡maldita puta! - Le pegó. Luego de varios meses sin levantarle la mano... volvió a pegarle. Ella calló al suelo, obviamente, él era más fuerte y cargaba ira, imposible que ella se pueda defender.- Incluso seguro que no es mía ¿Qué? ¿Conociste a algún desgraciado en la iglesia? Maldita zorra, jamás podrás volver a salir, ni a la iglesia, tenlo en mente porque de aquí no sales. YO TE SALVÉ DE BAGDAD, DEBERIAS ESTAR AGRADECIDA.

La agarró del brazo, la llevó a su cuarto y comenzó a pegarle. No es verdad que estaba sobrio, pero lo que este hombre estaba haciendo era injustificable.

Se dice que por culpa de ese momento ella perdió a su bebé, otros dicen que fue por las penas que cargaba.

Lo que si es cierto es que esa noche, luego de encerrarla en la alcoba del último piso, cerró la puerta con llave y la dejó ahí desmayada. Pensó en violarla, pero verla manchada de tanta sangre le dió asco y la dejó tirada en el suelo de la habitación.

A la mañana siguiente fue llevada al hospital por su esposo después de despertarse con sangre en las piernas, había perdido al bebe. 







El mal querer-La historia detrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora