Capítulo vigésimo séptimo

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Último día

Se escuchaban gruñidos en la cocina y algo caer al piso, pronto la horrible vos familiar de su esposo se hizo presente "¡Flamenca!¡Ven aquí!"

Obediente, Flamenca fue hacia donde el hombre.

Él levantó la mano y esta vez no fue para darle un golpe sino para mostrar una conversación en el celular de Flamenca "¿Qué mierda es esto?" Preguntó amenazante.

Flamenca miró atónita el celular que tenía en la mano, pensó que el se había desecho de el. Un chat estaba abierto, se acercó con miedo para leer y cuando vió el nombre de Esperanza se quiso morir ahí mismo. Un audio comenzó a sonar, era Flamenca hablando de todo lo que el le hizo.

Poco después de unos segundos escuchando el hombre volvió a abrir la boca "¿Qué planeaban? ¡¿Ahora eres lesbiana?!¡¿Eh?! RESPONDE, MALDITA ZORRA" Y sin mediar más pamabras le pegó un cachetazo, era la oportunidad de Flamenca.
Corrió hacia la cocina, cerrando la puerta detrás suyo ya que le daría un poco de tiempo, agarró el cuchillo más grande de la cocina y se escondió detrás del sillón en vano. Luego de estar gritando su nombre por toda la casa, vió sus cabellos negros y la agarró, haciéndola quejarse del dolor, gritó cosas que no se pueden repetir.

Flamenca lo pateó y agarró el cuchillo con fuerza, lo miró como cual depredador mira a su presa.

Su carcelero río "No te atreves" Dijo incrédulo de lo estaba viendo.

El ceño de la mujer se frunció, otra vez la estaba subestimando "¡PRUEBAME!" Flamenca gritando corrió hacia el y con todas sus fuerzas lo intento apuñalar en el pecho, le miró con terror, la mirada se había ido, el estaba agarrando el filo del cuchillo con la mano desnuda y una mirada desafíante.

Lo que siguió se sintieron como horas largas, Flamenca apenas podía ver de lo golpeado que estaban sus ojos, el hombre estaba roto, lleno de sangre y sin dos dientes.

Flamenca se alejó unos pasos y vió como se sacaba el cuchillo del pecho, imposible, surreal.

Aún persistente, sacó el cuchillo de su pecho y le persiguió hasta las escaleras, sin importar la sangre que estaba perdiendo al caminar. Flamenca se vió acorralada y alcanzó a parar el cuchillo con una mano, el dolor era insoportable pero con la otra agarró el mango, volvía a tener el control.

Un último intento, un último intento, una fuerza le recorrió todo el cuerpo y llegó a sus brazos, le quitó el cuchillo y lo empujó.

Él se intentó mover, no podía, ya estaba casi muerto, Flamenca lo miró con asco y se sentó en el suelo, comenzó a cantar.

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⏰ Última actualización: Sep 09, 2021 ⏰

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El mal querer-La historia detrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora