Ella (III)

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El azabache de su melena adornaba su cara de muñeca.

Los ojos oscuros, parecían refugiarse tras los cristales de sus gafas.

Estaba ahí mismo, ¡pero a la vez tan lejos!

Y el gorgojeo de su risa sonaba con un eco.

Tan real ¡y tan efímero!

Deseaba poder extender la mano

Lo suficiente para acariciar su mejilla,

Adornada en hoyuelo y pequeños lunares

Y admirar su rostro risueño

Sabiendo que no pendían de un hilo,

Sabiendo que al sentir su respiración y sus latidos

Le recordarían que no era un sueño de verano de una joven

Que en la distancia perdía sus pensamientos.

EllasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora