14.

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CONTROL.

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Anne se fue hasta la puerta abierta y sacó un largo objeto afilado.

Un cuchillo.

Lo dejó en la mesa ensangrentada y se fue hacia la celda en dónde se encontraba Félix. Mi amigo se encogió en su lugar, retrocediendo lo mas que pudo, hasta que se topó con la pared. Sus ojos mostraban cuanto miedo tenía en ese momento.
Abrió la puerta y estiró la mano hacia él.

No podía dejarla hacer esto. No podía, tenía que impedirlo pero ¿Cómo? ¡¿Cómo?!

Alcanzó a Félix de la camisa y tiró de él hacia fuera de la celda. Él se resistió y lanzó patadas, intentó sostenerse de los barrotes, pero Anne era mas fuerte que él. Pisó la mano con la que agarraba.

—¡Agh!

Félix gritó del dolor, pude sentir con cuanta fuerza había pisado, quizás le había roto unos dos dedos.

—¡Quédate quieto! —Anne se estiró y alcanzó el cuchillo.

¡NO!

Félix lo vio. Antes de que ella pudiera lastimarlo, lo vi reunir su fuerza y lanzó a Anne hacia el frente. Su espalda golpeando el suelo con un golpe sordo, ella no soltó el arma.

Mi amigo se levantó del suelo y se limpió el rostro.

—¡Mónica!

¡Félix!

—Ella no está dispuesta ahora... —apretó el cuchillo y se levantó del suelo —Eso dolió, niño estúpido.

Luego, todo ocurrió en cuestión de segundos.
Anne se había volteado hacia mi amigo y se lanzó sobre él, con el cuchillo en mano.
Conocía a Félix desde hace años, y él no sabía pelear para defenderse.
Vi cómo alcanzó a levantar los brazos para cubrirse, pero fue un segundo tarde.
Se movió unos centímetros de donde estaba y el cuchillo en lugar de alcanzar su pecho, tocó su rostro.

El cuchillo le cortó el ojo izquierdo y el brazo con el que iba a cubrir.

Anne cayó con el cuchillo incrustandose en el suelo. Félix retrocedió, alejado de ella, con el brazo y un ojo sangrantes.

—No te hubieras movido... —dijo Anne al tiempo que levantaba el rostro.

Se tiró al suelo, estiró la pierna derecha y con ella, derribó a mi amigo, tumbandolo golpeando sus pies. Se había aprovechado de su herida y lo tomó a ventaja suya.

—Ahora..

Félix tenía los ojos cerrados por el dolor. Mi amigo estaba sufriendo.
Se fue hasta él y lo cargó para acostarlo en la mesa sin ningún cuidado. Le ató las manos y pies a la mesa, para que no se moviera.

Anne levantó la mano, cuchillo en mano.

Estaba segura de que su objetivo era la cabeza, fuese su ojo o no, ella estaba apuntando a su cabeza.

Una risa malévola en su rostro.

Y por mi mente, pasaron todos los buenos recuerdos que tengo de Félix.

¡NO!

Intenté reunir la fuerza suficiente, al menos para evitar que lo matara.

Su brazo descendió y se incrustó...

... Justo a lado de la oreja de Félix.

Mi amigo escuchó el golpe sordo y abrió los ojos, se sorprendió al ver el arma a su lado.
Un segundo mas tarde, mis lágrimas cayeron en sus mejillas.

Maldición Desconocida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora