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El pueblo entero lo gritaba. Todos a coro. Algunos llevaban sus trinchetes, otros antorchas, pues eran altas horas de la madrugada y no había nada que pudiera proporcionarles luz.

¡Maten al Demonio! ¡Mátenlo!

La pareja estaba separada de su hija, ambos forcejeaban para que los soltasen y la niña, sólo gritando.

- ¡Mamá! ¡Papá! - las lágrimas corrían por sus pequeñas mejillas. 

No entendía lo que estaba sucediendo.

Ella y sus padres estaban sentados en la sala jugando con las muñecas que ellos le habían regalado hace un par de días. Estaban riendo y conversando sobre el lugar al que irían mañana. Sólo de pronto fueron a su casa, golpeando la puerta con demasiada fuerza, su padre no tuvo tiempo de abrir a los extraños, pues las personas habían empujado la puerta, separandola de sus goznes.
La separaron de sus adorados padres, ella sintiendo el enojo en cada palabra sin sentido que gritaban las demás personas.

Cuando salieron de casa y llevaron la familia a la plaza central del pueblo, todos los habitantes estaban furiosos, algunos de ellos traían crucifijos, y mayoría se encontraba gritando y haciendo escándalo. Vio el rostro enfadado de los hombres y supo que no estaba sucediendo algo bueno.
No tenían intenciones de dejarlos ir. Estaba reflejado en sus expresiones y palabras bruscas.
Buscó con la mirada a su mamá, la encontró forcejando con dos hombres mucho mas fuertes, le gritó. Quería estar con ella, no ahí separada de sus padres.
La madre logró zafarse de quién la retenía, lo primero que hizo fue ir con su hija, las lágrimas corrían incansables por sus mejillas. Tropezó al llegar pero cuqndo sus manos tocaron a su niña, sólo importó la pequeña en ese instante.

- Cariño, cariño - acarició su pequeño rostro, le dio un beso en su frente - Te amo, corazón. Temo, te amo.

Pero decirle que corriera era inútil, la niña se encontraba atada a un poste, con manos a los costados y sus pequeños pies también atados. Un par de hombres fueron tras la madre.

- ¡Suéltenme! ¡Es una niña, ella no ha hecho nada malo! - dijo en defensa, intentando hacerles ver que era una niña con quién estaban tratando.

A los ojos de los habitantes, sólo debía haber una niña.

- ¿Y que hay de quienes han muerto por su cumpla? ¡Explica eso! - le dijo un hombre a gritos - ¡Queremos venganza por nuestros seres perdidos! ¡Ella es la asesina! ¡Un demonio en forma de niña!

La madre estaba atónita. No sabía cómo, pero esas personas habían descubierto el secreto de esa pequeña familia. 
El pequeño shock la desconcertó un segundo y fue suficiente para atarle las manos.
La aventaron junto a su esposo, quién miraba la escena con lágrimas acumuladas en sus ojos.

Aquella pareja que había engendrado un demonio.

- Ya no hay opción - dijo la madre entre el llanto.

- No sabrás lo que le sucederá si le hablas a ella - advirtió el padre.

- ¡Hay que hacerlo si queremos salvarla!

- Te lo advierto, podemos encontrar otra alternativa, no le necesitamos a ella - dijo el esposo con el rostro serio, tratando de hacer que su esposa pensara bien las cosas.

La madre, sin embargo, ignoró sus advertencias, el dolor, el enojo, la desesperación, le hicieron cometer el peor de los errores. Le hicieron gritar el nombre, ése nombre que sólo escucharon una vez y que se quedó grabado en sus memorias hasta el día de hoy.

- ¡ANNE!

Su voz resonó por el lugar. La palabra llegó a los oídos de la niña, quién cuando lo escuchó dejó de llorar, casi al instante, la mueca de tristeza se había convertido en una macabra sonrisa.
Un cambio en esa pequeña criatura.
Y en ese instante, había dejado de ser ella.

(...)

Se paseó entre los cadáveres, el hacha manchada se sangre arrastrándola por el suelo, haciendo surcos en la arena. Sus cabellos le cubrían la frente, por lo que no se podrían ver sus ojos, pero si la sonrisa que no quitó de su rostro en ningún instante.
Fue hacia dónde estaban sus padres.

- Anne.. - dijo la mamá - Por favor...

- Por favor.. - dijo el padre con la voz ronca.

- Lo siento mucho, pero este es el precio a pagar - los rostros de ambos mostraron el terror de el verdadero significado de esas palabras.

- E-esto no es lo que queríamos... - dijo la madre entre las lágrimas y la desesperación - No es lo que-

- Lo sabían - le interrumpió - Ustedes sabían lo que pasaría y yo sólo estoy cobrando la ayuda.

Esa no era su pequeña, esa niña frente a elloz no era la tierna niña qie adoraba jugar alas muñecas con su padre, que se emocionaba cuando veía u a mariposa o se asuataba cuando se iba la electricidad.

No, la criatura frente a ellos no era nada mas que un demonio poseyendo el cuerpo de su adorada niña.

Un demonio sin sentimientos o emociones, ni siquiera arrepentimiento.

- Anne... Haremos lo qie sea, lo que quieras... Pero déjanos estar con nuestra niña.

- No puedo - ella colocó el hacha sobre su hombro, sin sentir el peso del objeto ni un poco - Ella es mía ahora, no pueden hacer nada ya.

- P-pero, mi hija... Nuestra hija, ella...

- Hablas demasiado - le interrumpió la niña.

Levantó el hacha y terminó lo que el pueblo no logró hacer.

–karimodarosa.
Gente, estoy de vuelta, les traigo un regalito.
¿Que opinan? ¿Que les parece?

IG: karimodelarosa

Maldición Desconocida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora