La boda Roja y casi un funeral-Parte IX

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Parte IX

Emma escuchó el grito y levantó la cabeza de la consola de videojuegos.

-¿Qué has hecho, mamá? – le preguntó Henry.

-Caridad, pura y amorosa caridad – contestó la rubia – si me disculpas, hijo mío, debo ir a ver a tu madre.

-Más te vale – siseó el chaval – por cierto, como veo que igual no vuelves por unas horas o unos días seguiré con la partida en solitario.

-¡Oye! Eso no vale, volveré – se quejó la sheriff – volveré pronto.

-¡SWAAAAAAAAAAAAAAAAN! – se volvió a oír a Regina.

-O puede que no.

-No seas egoísta, mamá, puede incluso que ni siquiera te vuelva a ver con vida, seguiré la partida – su hijo se reía de Emma mientras lo comentaba.

-Esto es tan injusto, ¿Blue no podía venir a quejarse después de las 7 am y antes de las 6 pm? ¿En horario laboral como la gente normal? – marchó rumbo a la puerta.

Al observar a las dos mujeres que seguían paradas en la puerta, Emma tuvo dos sensaciones: la primera era que a Blue quizás no le había gustado el regalito, la segunda era que esto le iba a costar porque la mirada de Regina no presagiaba nada bueno.

-Cariño ¿por qué no haces pasar a Blue? – dijo manteniendo la calma.

-No deseo entrar en su casa – comentó la mujer con una postura extremadamente rígida – esta no es una visita de cortesía, es una visita de advertencia.

-¿A qué se debe la visita de advertencia? – preguntó la sheriff sonriendo.

-¿No le has enviado a Blue algún tipo de obsequio últimamente? – le respondió con otra pregunta su esposa.

-¿Un regalo? – Emma se rascó la cabeza – no que yo recuerde.

-¡SWAN! – la advertencia en la voz de Regina fue clara.

-Fueron dos en realidad – corrigió la rubia rápidamente – dos obsequios con unos cuantos accesorios incorporados – le dio un golpe a su esposa – si es que entiendes lo que te quiero decir.

Regina la observó de tal manera que Emma palideció - ¿Por qué será que usted nunca me escucha? ¿Por qué lo que le digo siempre termina cayendo en un bendito saco roto?

-Justo lo contrario, Gina – señaló a Blue – mírala, esos ojos deprimidos, esa cara de limón agrio – la alcaldesa cerró los ojos para no tener que ver la mirada de reprobación de la madre superiora o hada superior y controlar sus ganas de matar a su esposa – eso sólo puede ser porque ese bendito saco hace tiempo que no cae nada – Emma bufó – a ese saco como mucho puede que haya que desempolvarlo un poco, pero roto no va a estar cuando no lo usan.

-¡Emma Swan! – a Blue le temblaba la mandíbula – es usted una irreverente, ¿cómo puede ser que usted sea hija de Snow y Charming?

-Yo te explico en un tris, versión para niños – Emma la tomó de los hombros – Charming puso su semillita dentro...

-¡Swan! – la alcaldesa la detuvo - ¿quieres callarte? Blue sólo estaba siendo sarcástica.

Emma ni se inmutó – lo sé y yo estaba siendo informativa, hay que difundir la verdad, el internet hace mucho daño – aseveró Emma.

-¿Cómo puede soportar esto todo los días? – Blue se debatía entre querer matar a la rubia y sentir una enorme empatía hacia la resistencia de Regina.

Las bizarras aventuras de Emma "sin-filtro" Swan y Regina Mills - #SwanQueenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora