El Imperio

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La caída de la República y la orden 66 eliminó a casi todos los Jedi por toda la Galaxia.

Vince Zane era un padawan de la Orden de los Jedis cuando todo estalló, el y su maestro estaban en los territorios del borde exterior cuándo todo pasó.
Su maestro tuvo que irse dejándolo a el solo en el planeta Dantooine, sin antes dejarle un mapa para buscar ayuda.

Su maestro sabía que la única razón por la que lo llamaban era para eliminarlo, era mejor ir, por que después lo buscarían y su padawan moriría.

Por su parte Vince también lo sabía, el debía alejarse del imperio y de todo. No debía llamar la atención, tenia que tener un bajo perfil, no debía confiar en nadie. 

El día en el que su maestro lo dejo, el se quedo varios días y semanas en su nave sin saber que hacer.
Cada hora que pasaba sentía dolor, podía ver la muerte de sus compañeros y maestros. Y comenzaba a sentir la falta de su maestro quien lo guió por varios años.

Sabía que no podía seguir en la nave, y por eso decidió volver a Dantooine, donde buscaría pasar desapercibido.
Dejo la nave en unos de los puertos del planetas y guardo su sable de luz lo tapo con su capa.
Se dirigió a una cantina donde esperaría recibir alguna noticia de alguna conversación.

- No debes estar aquí.- le dijo una voz poco amigable a sus espaldas cuando iba entrando a la cantina.- Ahora los Jedis son muy buscados y  escasos.

- No soy un Jedi.- dijo mientras acercaba su mano al sable esperando lo peor.

- Llegaste en una nave Jedi, y no tienes parecido de ladrón.

- De donde vengo no es tu problema, ahora déjame en paz. Te lo digo por tu bien.

- Mira niño.- lo agarró del cuello.- Podría fácilmente llamar a un clon y ver si eres o no un Jedi. Y de esa manera evitar algo.

- Sera mejor que te alejes de mi.- dijo soltándose de su agarre.

El hombre le lanzo un puñetazo pero Vince lo esquivo fácilmente y le respondió dándole en la cara. Una pandilla que estaba antes con el hombre se acercó y comenzaron a pelear. Su objetivo de pasar desapercibido ya no iba a funcionar.
Vince esquiva todos sus golpes, derribándolos sin necesidad de su sable de luz, hasta que uno de los hombres rodianos sacó su blaster y le disparó. Vince prendió rápidamente su sable de luz reflejando el disparo. Así mostrando su verdadera identidad.

Todas las personas de la cantina lo apuntan con sus armas, su sable azul gira en su muñeca evitando que cualquier disparo llegue a el. Corre hacia la salida esquivando todos los disparos de aquellos hombres y caza recompensa.

Llega hasta el puerto y se dirige hacia la nave mas cercana, sabia que no podia usar la suya ya que sería fácilmente reconocida. Entra en la nave bastante pequeña la cual, para su suerte, estaba vacía. Prende rápidamente el motor de la nave y despega.

Ya en una distancia segura del planeta, comienza a revisarse su nueva nave. Era pequeña, tenía la cabina situada en la parte del frente, seguida por u pequeño pasillo que guiaba hacia tres puertas. La primera era una habitación, con una camarote y un baño. La segunda daba hacia una torreta que quedaba en la parte izquierda de la nave. Y la tercera deba a otro pasillo, Vince lo siguió y lo llevo hasta una bodega en la parte inferior que también daba con la compuerta de acceso principal. Reviso toda la bodega y al parecer la nave le pertenecía a un caza recompensas porque estaba completamente llena de armas.

Ya con la nave asegura se dirigió hasta la cabina, se sentó en el piso y se preguntó cuanto tiempo mas tendría que seguir huyendo. Solo había tenido un enfrentamiento y ya estaba cansado, y eso que no era un enfrentamiento con el impero en si.

Star Wars: THE BROKEN ORDER Donde viven las historias. Descúbrelo ahora