TRES

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El día estaba resultando ser largo, demasiado

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El día estaba resultando ser largo, demasiado.

Por lado, habían tratado de ocultar a la gente en las profundidades de la ciudad con la colaboración de la Resistencia, de modo que apoyarán a Trunks en su oposición contra Black. La idea era dividir a la gente, un total de poco más de cincuenta personas, en varios grupos más reducidos, liderados por diferentes miembros de la milicia, para que recorrieran la ciudad por el subsuelo a lo largo y ancho de las cloacas de la Capital del Oeste hasta llegar al sector más profundo y, a la vez, seguro del sistema. Así, caminarán por senderos que no fueran detectados con facilidad por Black.

Pero fue un fracaso.

Mientras Black combatía contra Trunks, que sufría lo suyo en el proceso, el tipo que se ocultaba tras la negra sombra de su compañero permanecía atento a cualquier cambio en la posición de la gente, gracias a las ventajas dr su movimiento instantáneo. De este modo, cual espía, el escurridizo desconocido para ellos aparecía y desaparecía ante ellos constantemente como un espectro maligno, con su risa macabra y demencial. Nadie sabía quién era, pero cada vez que se aparecía y se dejaba ver, la gente huía despavorida de dónde estuviera, presa del terror y en el punto exacto de sazón que hacía las delicias de Black a la hora de ejecutarla.

De esa forma, Zamas, que así se llamaba solo que aún no lo sabían, urdía un mapa perfecto del trasiego de personas desde la superficie y, más tarde, iba y venía buscando a Black para que hiciera de verdugo con cada uno de estos pequeños grupos y de una forma simple y efectiva. Como si fueran raras de alcantarilla, el despreciable ser iba derruyendo las bóvedas de los túneles o los cimientos del edificio que descansará encima. Así, todos fueron emboscados, uno a uno, y todos fueron muriendo sepultados.

En una última incursión, Mai, que había estado guiando a uno de estos grupos, se había quedado rezagada a la espera en cuanto había visto a Zamas, alertada de la apariencia extraña del sujeto y s se quedó rezagada a posta, a modo de cebo, y protegiendo así al resto para que se adentrara a toda prisa, pues supuso que ese tipo extraño y con halo siniestro volvería. No obstante, y para su desgracia, Black ya contaba con la terquedad de la muchacha después de haber caído en sus trampas en más de una ocasión y por el chivatazo por parte de Zamas.

Pero Mai no llegó a ver a Black en esa ocasión. La explosión y el consecuente derrumbe cayeron encima de la gente que guiaba antes de que pudiera verle su sucio rostro. Sin pararse a maldecirlo, aseguró su arma, se sacó una capsula hoi-poi del bolsillo de su gabardina y se subió a la moto, remolque en ristre, que emergió de ella. Logró salir a la superficie y fue al encuentro de Bulma, que lideraba otro grupo, antes de que empezarán los problemas.

Entre tanto, Trunks resistía agotado aunque persistente. Cansado de las idas y venidas de su rival, y comprendiendo la causa a la que se debían las detonaciones y el preocupante silencio de la energía vital de la población, cada vez más patente, tuvo la sagacidad de agarrarse al brazo de Zamas una de las veces que fue a buscar a su socio Horrorizado, comprobó que este lo llevó al lugar exacto en el que estaba su madre y de cinco personas más, con niños, gente desarmada y un anciano. Por fortuna y para lo faltar a la costumbre, Black se paró en el trasiego en el que Black a jurarles justicia divina en un cansino como angustioso monólogo.

Azul y negro: Eterno || VegeBulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora