Adiós

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La iglesia estaba a rebosar, habían muchas personas que habían apreciado a Peggy a lo largo de su vida y en ese momento se habían reunido para rememorar y despedir a la gran Agente, amiga y madre de familia que siempre había sido.

Aunque el corazón de Steve se sentía adolorido, estaba agradecido por la buena vida que había tenido al lado de su mujer. En 44 años de matrimonio le había regalado muchas alegrias, tres hermosos hijos, dos varones Elliot, Nicholas y su princesa, Natasha.

Margaret Carter le había ayudado a sanar su corazón roto por la pérdida de su mejor amiga, compañera y amor imposible. Entendió que siempre habría un vacío en el y aún así, siempre estuvo ahí para darle su amor incondicional y apoyarlo a través de los tiempos más oscuros.

Cuando fue su turno de dar la despedida desde el podium al frente de la iglesia, simplemente habló del corazón... y deseó haber podido hacer lo mismo para despedirse de Nat, su viejo amor.

—Margaret Carter fue la mujer de mi vida, cuando todo lo veía perdido, ella nunca soltó mi mano... Nunca pude agradecerle lo suficiente por darme el regalo más grande en la vida, como lo son nuestros hijos y nietos. Y se que jamás nos dejará, porque su amor permanece, en su trabajo de vida, en nuestra familia, en los bellos recuerdos que todos preservamos de ella y en el toque que dejó en nuestros corazones... esto no es una despedida, es un hasta pronto, Peggy...

Cuando terminó, vió hacía la entrada de la iglesia, donde una pelirroja aguardaba viendo la escena. Ella también estaba acompañándole en ese triste momento, como en tantos otros durante su vida.

Bajó las escaleras para volver a la banca donde su hija le esperaba con los brazos abiertos; ella había sido la más afectada al ver partir a su madre. Había tenido una relación difícil con Peggy y aunque al final se habían perdonado, no hubo el tiempo suficiente para trabajar en su relación y eso era lo que más le dolía a la rubia a su lado.

Al terminar el servicio, todos salieron lentamente por el amplio portal de la Iglesia. Steve se excusó con su familia para regresar al lugar que había ocupado y recoger la sombrilla que había olvidado colocada en el antebrazo de la larga banca al frente, fuera hacia un clima espantoso y no quería terminar mojado de pies a cabeza.

Antes de disponerse a salir nuevamente, se encontró con la pelirroja. Parada frente a él, sonriéndole con tristeza en la mirada.

—Sabía que estarías aquí— le dijo deseando mucho que fuera real para poder tocarla.

—No quería que estuvieras solo— se recargó contra la banca, viéndolo fijamente— Es bueno ver que conseguiste la vida que tanto anhelabas...

—Peggy fue una gran mujer, pero siempre supo que había alguien más en mi corazón.

—Estoy muy sorprendida, Rogers... eso no lo esperaba.

—No entiendo como no lo sabes, si estás en mi mente y siempre estás rondando para hacer mis días un poco más brillantes...

—No estoy en tu mente, soy real... así que no puedo leer tu mente, Abuelo... no puedo creer que ahora si seas un abuelo y el mote ya no sea gracioso— Natasha rió y se acercó para dar un apretón a su antebrazo, sensación que espantó al hombre de cabello gris frente a ella— ¿Estás bien, Steve?

—Pude sentirte, Nat... sentí tu toque—dijo perplejo.

—Soy yo, Steve... no estoy muerta, estoy aquí frente a ti— Le dijo con los ojos brillantes— puedo pellizcarte, si necesitas más pruebas.

Steve se acercó a ella, para acunar el rostro pequeño bajo sus manos. Vió como una de sus lágrimas se escapaba de sus ojos tristes y él la enjugó con su pulgar; al momento siguiente estaba abrazándola en su pecho, besando su coronilla de alivio al saber que Nat estaba bien y tendría su oportunidad, así como la había tenido él.

—Pensé que estaba soñando despierto, como siempre...

—Vine a despedirme, Steve...

Steve sintió desesperación en su pecho, no quería perderla otra vez... ya había sufrido muchos años su ausencia y no quería despedirse, era muy pronto.

—¿Papá? Es hora de ir al cementerio— un hombre en sus 40's le llamaba desde la entrada, estaba tan entretenido atendiendo asuntos de trabajo en su teléfono, que no se dió cuenta de lo que ocurría dentro.

El mayor le pidió que avanzara sin él, necesitaba un poco más de tiempo, no quería que ese momento terminara aún.

—Para mi siempre serás el Steve que no me soltó cuando más desolada me sentía y es el hombre al que recordaré.

Se separó de él para verlo a los ojos y alejarse lentamente por el pasillo. Antes de avanzar lo suficiente, escuchó a Steve llamarla.

—Siempre fuiste tú, Nat... siempre te amé, aunque hasta que no volviste de ese viaje, me di cuenta de la intensidad de mis sentimientos por ti.

La rusa sonrió.

—Siempre fuiste tú, Steve... por eso soy muy feliz al saber que pudiste hacer realidad tu sueño con Peggy...

—Él único sueño que quería cumplir, acaba de realizarse, Nat... estás viva. Podrás tener la vida de la que hablamos hace muchos años atrás...

—Y no estarás ahí, para acompañarme... Steve, yo... — Antes de decir algo más, se acercó para dejar un beso en sus labios— lo siento, se que estuvo mal de mi parte...

—El timing nunca está de nuestro lado, ¿Cierto?.

—Si no hubieras sido tan lento, anciano...

—En mi defensa diré que nunca pude leer tus señales, si hubo alguna. Eso me hizo detenerme cada una de las veces en las que estuve a nada de decir lo que sentía por ti.

—Tal vez en otra vida, te regale unas gafas con mucho aumento. O tal vez sea yo la que te aborde— Se abrazó a él una última vez.

—En otra vida, será.

Le costó mucho separarse de sus brazos, pero cuando lo logró, Natasha asintió como despedida y salió del lugar con la mirada empañada, intentando no romperse antes de escapar de ese lugar.

Una idea comenzaba a formarse en su cabeza... esperaba no arruinar las cosas, pero quería volver y hacerlo todo bien. Quería que ambos tuvieran la vida que tanto deseaban... juntos.

Solo le quedaba una oportunidad, su reloj seguía marcando la fecha a la que debió volver, para reunirse con su equipo luego de tomar las gemas de diferentes tiempos y lugares.

Entró a un café que estaba cercano a la iglesia y comenzó a deshacerse de las ropas que cubrían su traje. Cerró los ojos y presionó el botón que la llevaría de vuelta a casa.

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Hay muchas cosas inconclusas en este primer capítulo... pero en los siguientes se irán resolviendo. Solo aclararé que cambie la muerte de Peggy al 2014... para que coincidiera con mi historia 🙉

También quisiera aclarar que no hay alguna otra historia en la que me esté basando, no lo sé todo, así que no tengo idea si hay historias con las mismas temáticas que las mías y si las hay, bueno todos tenemos diferente narrativa e ideas... yo escribo para poder sacar de mi cabeza los "Y si..." "si hubiera...". Puedo leer adaptaciones o traducciones o cosas por el estilo... pero en mi caso, prefiero enfocarme en lo mío y hacerme más feliz, con los finales felices que siempre soñé para mis personajes favoritos.♥️

¡Felices fiestas! No pude esperar hasta el 24 y 25, cómo había planeado... pero aquí están mis nuevos bebés... espero disfruten los primeros capítulos y me cuenten que les pareció ☺️

Un abrazo!
Frida Reed

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