Capitulo II
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Estaba soñando, y sabía que era un sueño porque los colores eran vívidos y brillantes. No solía tener una vista así desde que estaba en la universidad. Además, el uniforme tenía mucho tiempo sin ser usado. Pero allí estaba él en dirección a su aula. Unos brazos muy familiares se posaron en sus hombros y... ese aroma. Estaba tan grabado en su mente.
-Nunca, nunca nos vamos separar, vamos a ser como esos héroes que van juntos y hacen un equipo invencible - pero él sabía muy bien que Toshinori no podría ser un héroe mucho tiempo más y también sabía que algo muy malo sucedía con Nemuri y él, estaba por perder la vista Además había alguien que no podría volver a ver, ni escuchar jamás.
La enorme sonrisa de Hizashi resplandeciente, le provocó mentir. – No nos separaremos.
Le dolió el pecho, pero hacer sufrir a su mejor amigo, era algo que no podía. El Hizashi que estaba en ese momento aún no sabía absolutamente nada, él aún era esa chico alegre y dulce y en ese sueño al lado de ellos estaba la persona que había roto su corazón en mil pedazos como la última vez que lo había visto.
Aizawa Shouta, tenía muchos puntos débiles, pero hasta ese instante, supo que su verdadera debilidad siempre había sido sus "amigos". Tal vez, era fue la razón por la que sus sueños fueron a dar a otro momento de su vida.
Un momento tan amargo como feliz
Ya no estaba en el aula, estaba de camino a casa, ese camino que tomaba junto a Hizashi todos los días – Tal parece que, si no lo pongo en palabras, no te darás cuenta.
Los pasos de ambos era el único sonido que se escuchaba con nitidez en esa calle solitaria.
Estaba por comenzar a llover, lo sentía por la humedad en el aire. Shouta era de pocas palabras, pero en el momento en que los pasos se habían detenido y buscaron su mirada de forma tan insistente, supo lo que vendría.
Sintió una vez más un revoloteo en su estómago junto con unas pequeñas nauseas. Él lo presentía, no era tan despistado, pero en el fondo, sabía que algunas historias no tenían un final feliz. Cada que intentaba seguir su impulso, algo malo acontecía y temía que, si decía que sí y terminaba en una historia feliz, algo terrible después seguiría.
Los roces delicados, las miradas, los choques innecesarios y... esas pocas veces en que sus labios estaban tan cerca que parecían robarle el aliento debían seguir así. Esa delgada línea no se podía cruzar por ningún motivo. Conocía los sentimientos de Hizashi, y poco a poco se había enamorado de él. Lo sabía, sentía lo mismo con una intensidad tan profunda que llegaba a ser dolorosa.
Pero...
Pero. Siempre había un, pero.
Dijo que no, le rompió el corazón y hasta en sus sueños era castigado con ese recuerdo. Con la expresión de tristeza. Le había robado la sonrisa a la persona que siempre había estado a su lado cuando más lo necesitaba
Despertó con un exabrupto. Se sentó en la camilla y se talló el rostro. Su vista era borrosa. Encontró a Nemuri sentada mirando la ventana. No sabía la hora, pero deducía que eran cerca de las 3 de la mañana.
Después de saber aquellas noticias, no habló más. No estaba de ánimos, además de la fractura en el brazo, necesitaba buscar un médico especialista, también buscar medidas extremas si perdía la vista por completo. Lo cual eventualmente sucedería.
Pero su mente ocupada pasó a segundo término cuando escuchó un pequeño sollozo. Se levantó y la abrazó.
Nemuri se refugió en sus brazos, y después de un momento, levantó el rostro. Acarició sus mejillas y en un contacto le susurró cerca de sus labios – Estaba embarazada, no lo sabía... lo perdí -La abrazó con más fuerza. - ¿Qué se suponía que debía responder a eso?
A pesar de ser cercano con ella, poco sabia de su vida personal. Si tenía un amante o no, era un tema que no pensaba abordar. Ella comenzó a llorar con más desesperación en su pecho. Era culpa, impotencia y tristeza. – se supone que soy un héroe profesional, no debería. Yo ni siquiera pensé que sería posible... -Lo único que pudo hacer fue sujetarla más fuerte en su pecho.
El acarició su espalda y sus hombros. Estuvo todo el tiempo consolando sus sollozos
No había compartido un momento tan íntimo desde la muerte de uno de sus mejores amigos. Pero en ese momento, él era quien había sido consolado. Ella había sido fuerte y él se había permitido desmoronar por unos instantes.
Su pecho estaba mojado, pero sus labios se sintieron húmedos. Los suaves movimientos le hicieron regresar a la realidad. No se atrevió a moverla, y por un instante se dejó llevar.
Era un beso casto, suave y lento. En su cabeza la imagen de Hizashi revoloteó por allí. Sentía que lo estaba traicionando, pero ¿cómo era posible traicionar algo donde no había nada?
Un instante después alguien más le vino a la mente. Abrió los ojos, no se sentía bien.
Solo se separó cuando ella lo decidió.
Esa noche durmieron juntos tomados de las manos, ambos tenían heridas, y el consuelo de alguien que tenía un dolor similar era la mejor compañía.
El calor de los rayos del sol lo habían despertado. Shoto Todoroki no había querido ver a nadie después de tener una de las derrotas más lamentables en su corta vida. Su padre había llegado cuando Midoriya lo sacaba en brazos de la pelea en la cual, no había podido hacer absolutamente nada. Se suponía que debía ser el más grande héroe, pero hasta ese momento, y justo cuando había escuchado que un "amigo" de su padre había muerto fue que el peso de su poca experiencia le había golpeado de lleno. La noche después del ataque, lo había escuchado.
No era esa persona optimista que podía encontrar el lado bueno. No cuando todo en su vida era prácticamente una tragedia ¿cómo se suponía que debía llevar una carga tan pesada?
Miro el techo blanco, la bandeja con comida era llevada por su mismo padre cuando la conversión telefónica le desbordo.
"Erased Head, se retira"
La sensación en su pecho se sintió inaguantable. Midoriya había sugerido llamar a All Migth, pero él había insistido que llamaran a Aizawa sensei. Era su responsabilidad.
Estaba seguro que su profesor podría controlar la situación. Era Himiko... solo era ella. Se negó a comer. Sus heridas ya habían sanado, pero le era imposible levantarse de la cama. Varios recuerdos llegaron a su mente, antes del ataque se había dejado engañar por completo. Confiaba que estaba con sus amigos, en una tarde tan tranquila como tantas otras disfrutando de la compañía de otros. Comiendo un pequeño cono de helado y pensando que todo estaba en orden.
Pero confiar en otros le hacía más débil. Le había fallado a su padre, justo cuando su padre estaba confiando en él.
Todos sus compañeros se habían levantado y estaban listos para regresar a clases, pero ¿cómo sería capaz de regresar con esa la culpa?
Era el más débil, no por sus poderes, cada pequeña herida en él se sentía tan profunda como la marca de su rostro.
-Te traje bombones- estaba hecho un pequeño ovillo, aun con su padre allí, la voz de sus compañeros de clase se había dejado escuchar, estaban casi todos allí visitándolos después de la pelea más devastadora que había tenido. Yaozuru estaba con Midoriya. Ambos habían llevado una caja con regalos, los había visto por el rabillo del ojo. Kirishima estaba al lado de Bakugou mientras que Uraraka estaba en una pequeña esquina mirando. Habían contado las últimas novedades entre ellos. Su padre aun con una mala vista los había dejado invadir su espacio y salió para darle un poco de privacidad. Después de todo, ellos habían llegado ahí aún sin consentimiento para animar a Shoto.
Reír con ellos era sencillo, sin embargo, suspiro cansado salió de su boca. -Kirishima y Bakugou terminaron por salir juntos... Kirishima gritó frente a todos que amaba su cabello rubio- el tema no le parecía extraño, pero por la forma en que lo platicaban mientras Kirishima miraba con un sonrojo dulce a Kirishima le hizo pensar por un momento en otros asuntos.
"Amor"
Se escuchaba tan lejano. – Te estaremos esperando, así que recupérate pronto – Ida le palmeo los hombros. Justo cuando salieron todos, y pensaba volver a dormir una vocecilla le removió sus sentimientos - Tal vez creas que es tu culpa, pero fue una emboscada... fuimos usados. - Midoriya no tenía que decirlo. En su cabeza, lo sabía... pero en su pecho dolía.
Hizashi Yamada se consideraba alguien alegre y optimista, pero desde un par de meses atrás era cada vez más complicado seguir con un estilo de vida tranquilo. En realidad, su vida no era tranquila pero ese día todo había detonado y se sentía un completo inútil.
Un balde de agua helada había caído sobre él. Levantarse una y otra... y otra vez era cada vez más compliado. El dolor no se iba, se supone que todo sanaba con el tiempo, solo se tenía que dar tiempo y él... él al fin creía que el tiempo era el suficiente.
Se mordió los labios. Toshinori le había palmeado la espalda – No puedes beber más. Debemos regresar – el dolor podía ser manejado, pero en ese momento había sido atacado y sencillamente no se iba.
–Se lo dije, le dije a Shouta lo que se sentía – apretó los puños. Tomó un enorme sorbo de licor. El símbolo de la paz negó con la cabeza. No había mucho que pudiera decir en ese momento. Él también sabía. Pero opinar lo consideraba escabroso, su opinión la resguardaba celosamente. Aizawa y Hizashi serían una espléndida pareja, ambos se comprendían a la perfección, pero allí había un tema que era difícil de abordar. El pasado de ambos era un tema sellado. – Vamos a casa, prepararé un poco de café – aunque sería difícil salir de allí con Hizashi de los hombros era lo mejor que podía hacer por él.
Y agradeció que el otro rubio asintiera. – Yo... esperé, esperé mucho tiempo y pensé que estaba listo. Creí que al fin podría acercarme a él y estuve molesto por que me rechazó. Quise que desapareciera. Quería reclamarle.
Toshinori no contestó, lo dejó hablar. Lo llevó hasta su casa prácticamente arrastrando. El lugar era pequeño y acogedor. La habitación de huéspedes pocas veces era usada, pero siempre estaba lista. Lo dejó a la cama no sin antes dejar un pequeño café en la mesita de noche. – Aizawa necesita tiempo y ahora te necesita más que nunca. Sé que no lo dejaras. Él no te rechazó, el sencillamente no sabe cómo corresponderte–. Cerró la puerta. Era la semana más complicada que recodaba, Había perdido compañeros y amigos. Algunos estaban cerca del retiro y sus alumnos, aquella generación de futuros héroes estaba en una cuerda floja.
Esa mañana había hablado con Enji, el estado de su hijo no era el óptimo. Aunque su amigo había experimentado un cambio de actitud, y era mucho más suave, había presionado a Shoto. Pero, Aizawa estaba por perder la vista y Todoroki-kun no dejaba de sentirse culpable. Y ese no era el mayor de los problemas, había muerto Tamaki Keigo.
Aizawa Shota al fin estaba siendo dado de alta, además de tener una férula en el brazo derecho y usar lentes no lucía del todo mal. La vista con el ojo derecho era bastante mala, y su habilidad estaba perdida casi por completo. La vista era borrosa, pero al fin podía regresar a su casa. Sus alumnos lucían una gran pancarta fuera del hospital, estaban todos allí, escuchaba sus voces.
Detrás de ellos Hizashi lo esperaba. No pudo decir que tanta alegría le reconfortaba, pero un calorcillo en el pecho estaba allí.
Se sintió incómodo, prácticamente era el último en ser dado de alta. No tenía grandes preparativos en su casa, pero sabía que la mayoría de sus conocidos estaban organizados para ayudarlo. Era complicado negarse.
Sobre todo, con Hizashi quien tenía la llave de su apartamento. El mismo rubio que estaba esperando por el con un auto para llevarlo a casa. El que se suponía era su mejor amigo. Se rascó la barbilla. Agradeció a todos y decidió dejarse fluir. No existía en ese momento algo que pudiera hacer.
Al fin estaban a solas, en el auto, y en silencio. Con tanto que decir y al mismo tiempo sin poder decir una sola palabra. Reposó su cabeza contra el cristal del auto.
–¿te sientes mal? ¿necesitas algún analgésico? – Y allí estaba esa preocupación, esa forma de demostrar lo importante que era.
-Estoy bien– Su voz fue neutra. No lo estaba, no se sentía mal, al menos no físicamente. Cuando abrió la puerta y fue al lugar que tanto añoraba. Se tropezó apenas en la entrada. El choque más que aparatoso, fue humillante. Principalmente porque Hizashi lo había tomado de la cintura.
– Hay un escalón –
–Lo sé... no lo vi – soltó una pequeña risa irónica. Una en la que luego ambos rieron. Estaban tan cerca, como no lo habían estado en tanto tiempo. Al fin... al fin esa cercanía que ambos añoraban. Sus dedos se hundieron en la tela, y aunque no podía distinguir por completo los ojos dorados del rubio pudo sentir su aroma y escuchar esa risa. También sintió algunos cabellos rubios haciendo cosquillas en su rostro.
Otra vez estaban cerca, y Aizawa lo necesitaba. Así era como se sentía estar con alguien que apreciaba. Su corazón latía más rápido.
Y una luz roja mental se prendió en su mente.
No debía.
–Hay fideos instantáneos - Hizashi apretó los puños. Su rostro fue un poema, por un momento había pensado que podrían recuperar algo, pero una vez más debía esperar. Porque, aprovecharse de esa situación, cuando Shota Necesitaba un amigo, y no enredar más sus sentimientos era inapropiado.
–Me quedaré unos días y no espero negativas – tarareó con la voz. Todo tenía que estar bien, debía estar bien.
Aizawa se sentó, no quiso decir nada más. Tenía que fingirlo, se recostó en la ahora cama que estaba en lugar de su cómodo sleeping y cerró los ojos. Su vida ahora sería así.
Hizashi, no tardo en regresar con dos tazones de tallarines. Lo que vio en la habitación de Shouta le atravesó el corazón por completo. No dijo nada, pero su tono de voz había cambiado.
La única foto, una pequeña que ahora estaba mal puesta era visible. Oboro Shirakumo.
Era Shouta con una pequeña sonrisa y Oboro pasando su brazos por sus hombros. ¿Cuántos años habían pasado?
El nunca podría ocupar ese lugar, si había alguien a quien Shouta deseaba tener en su vida era a esa persona, no a él.
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Voiceless
RomanceAizawa Shouta esta destinado a perder la vista mientras entra en un conflicto existencial de la edad adulta y la negación al amor. Entregarse a sus sentimientos resulta mas complicado que perder la vista.