Gorda.

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Hay una palabra que a nadie le gusta escuchar, es una palabra corta y fea. Simplemente es eso: una palabra.
Lamentablemente, las palabras dichas con un tono pueden sonar lindas o feas.
Gorda.
Así como se lee, no tiene significado, si le ponemos un tono dulzón, puede ser un apodo cariñoso de nuestra pareja. Si le ponemos un tono amargo, puede herir cual cuchillo afilado.
Ahora apliquemos esta palabra en una oración: gorda asquerosa y golosa. Suena espantoso.
Más espantoso es lo que genera: dolor, disconformidad, inseguridad, asco, bronca.
¿Por qué genera todo eso? Fácil, porque está cargada con odio, desprecio, bronca. Está cargada con una inseguridad propia queriéndola reflejar en alguien más.
Si tenés inseguridades, no las reflejes en alguien más, no insultes a alguien más, no hagas sentir para la mierda a alguien más. ¿Acaso sabés todo lo que esa persona tuvo que pasar? ¿Acaso te das una idea de si tocaste un punto débil de esa persona? ¿Acaso podés pensar siquiera en el daño que causaste con tres palabras simples y un tono super amargo? No. Definitivamente no te das una idea y no podés imaginártelo. O tal vez sí puedas, porque lo viviste...
Si ya sabés como se siente, ¿qué necesidad hay de hacerle lo mismo a alguien más? ¿Qué necesidad tenés? Ninguna, solo el hecho de querer encajar donde no se puede encajar.
Es doloroso que vivas así, pero si te hace bien... En tanto no lastimes a más personas, hacé lo que quieras, total sos un ser libre.

Viernes 6 de diciembre del 2019.

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