¡Corre!

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—¡Espera, Irene!

—¡No me voy a perder ni un segundo de Mamamoo solo porque seas una lentorra!

Yongsun resolló, siguiendo a su amiga, que corría por la calle a la velocidad del rayo. Le estaba empezando a dar flato en el costado, y le faltaba el aliento, así que su respiración era muy superficial y agitada.

Estaba segura de que toda persona que se cruzara con ellas les estaba lanzando miradas extrañadas, pero eso a ella no le importaba: estaba demasiado concentrada en seguir a Irene y que no saliera de su campo de visión, y en no tropezarse con los posibles bultos traicioneros que pudiera tener la acera, además. Uf, demasiadas cosas, ya se estaba agobiando. ¿Cómo de lejos podía estar el recinto del fanmeeting? Se le estaba haciendo eterno...

Como iban corriendo como locas por la calle e Irene iba algo más adelantada que ella, pudo cruzar el paso de cebra antes de que el semáforo se pusiera en rojo. Yongsun no, por supuesto. Se puso las manos en las caderas y aprovechó para recuperar un poco el aliento. Su amiga parecía dividida entre esperarla y seguir corriendo, así que no le quedó otra que hacer más el ridículo y taladrarla con la mirada llena de amenaza mientras le chillaba:

—Bae Joohyun, ¡como des un paso más te juro que me doy la vuelta y cantas tú solita! ¿Qué te parece eso, eh?

Cuando usaba el verdadero nombre de Irene y no su apodo, las cosas se ponían serias de verdad. Todo el mundo se giró a mirarla una vez más, pero no le importó. Menos mal que era un día frío de principios de otoño y, con el abrigo encima, nadie veía la ropa que Irene le había hecho ponerse para la actuación. Aquello era ridículo...

Esperó pacientemente a que se volviera a poner en verde, y comenzó a cruzar una velocidad normal. Irene perdió los nervios y fue pitando a cogerla de la mano. Luego, se giró y arrastró a Yongsun, que se esforzaba por seguir su paso. ¿Desde cuándo corría aquella chica tan rápido? ¡Si en el instituto siempre se escaqueaba cuando tocaba atletismo!

Supuso que la movía el amor y la emoción. Si hubiera podido, habría puesto los ojos en blanco, pero se arriesgaba a comerse el bordillo.

Irene y Yongsun tenían la misma edad: 25 años. Hacía ya un par que habían salido de la universidad, y habían sido lo suficientemente afortunadas como para encontrar trabajo enseguida, ella de guía turística en una reputada agencia y su amiga de periodista para una buena revista. Durante sus respectivos horarios laborales, eran profesionales que, aunque jóvenes, eran respetadas por su responsabilidad.

Durante su tiempo libre, la cosa cambiaba. Ambas habían sentido siempre una pasión inmensa por el espectáculo. Irene hacía de todo: tanto en el instituto como en la universidad había pertenecido al grupo de teatro, y algún curso estaba metida en clase de danza. A Yongsun, por su parte, simplemente le encantaba cantar. Había sentido la llamada de la música desde bien pequeña, pero después de la tercera audición fallida, decidió que no era su destino, y se centró en sus estudios.

Fue precisamente entonces cuando Irene, que se encontraba en su misma situación, le había propuesto abrir un canal de YouTube:

—¿Para hacer qué? —le había preguntado Yongsun—. No quiero hacer el reto de la canela ni tengo dinero para pagarle un iPad a nadie...

—¡No, idiota! —había repuesto su amiga, dándole un golpecito en la frente con cara de fastidio.— Covers, Yongsun, ¡música!

Lo que pretendía era crear un canal donde poder subir sus propias versiones de las canciones que les gustaran. Joohyun y Yongsun habían creado además sus propios alias, como idols de verdad, y así había nacido el canal Irene&Solar. Su amiga ya no aceptaba que se le llamara por otro nombre que no fuera Irene, a no ser que fuera de capital importancia (o que estuviera delante de su jefa).

De aquello hacía 4 años ya. Aunque no se lo pudieran creer ni entendieran bien la razón, estaban rozando los 750.000 suscriptores. Lo que antes era su rinconcito secreto y su escape creativo ahora hacía que, de vez en cuando, alguien la reconociera por la calle. No podía negar que se sentía muy orgullosa. El canal había crecido como la espuma desde que habían empezado a hacer covers de baile, en concreto la de Fire de BTS, además de las canciones de diferentes artistas. Aunque Yongsun no estuviera muy interesada en bailar tanto como Irene, se divertía como una niña aprendiendo las coreografías y buscando nuevas canciones.

Tenían, por supuesto, grupos y artistas favoritos, de los que hacían covers de casi todas las canciones que sacaban. A Irene le encantaba Sunmi, mientras que Yongsun no dejaba una canción de Chungha sin versionar.

No obstante, uno de los grupos que a ambas le encantaba era Mamamoo. Su primer vídeo había sido una cover de Um Oh Ah Yeah, al fin y al cabo, y desde entonces se habían ganado un huequecito en el corazón de ambas.

Pero esa no era razón para que Irene estuviera a punto de sacarle la muñeca del brazo.

—¡Como lleguemos tarde...!

—¡Mira ahí, si no hay nadie! ¡Llegamos a tiempo!

A lo lejos veían la puerta al recinto y, a un lado, un guardia de seguridad que las miraba como si que se acercaran dos chicas ya mayorcitas corriendo como alma que lleva el diablo fuera su día a día. Pobre señor. Las dejó pasar en cuanto le enseñaron las entradas.

—Todavía no han llegado —las tranquilizó, con una sonrisilla piadosa.

—¡Ellas puede que no, pero todas las demás sí! —le replicó Irene a Yongsun con la voz llena de resentimiento.

La sala estaba llena hasta reventar. Los asientos no estaban numerados, pero eran los suficientes para todas, así que tuvieron que sentarse en la esquina izquierda, pegadas a la puerta, desde donde peor se veía. Si las miradas mataran, Yongsun llevaría media hora muerta. Dejó su mochila sobre las rodillas y se puso cómoda en la silla. Después de correr tanto, se lo merecía.

"Es solo un fanmeeting, no pasa nada porque nos hubiéramos perdido un segundo", pensó Yongsun. A ella también le hacía muchísima ilusión. ¡claro que sí! Había preparado regalos para las tres, y le hacía ilusión dárselos y hablar con ellas. Nunca habían ido a uno, eran demasiado caros... Irene estaba ilusionadísima. Habían salido media hora antes, pero a medio camino, Yongsun se había dado cuenta de que no llevaba las entradas. Su amiga había vuelto a por ellas, y el resto era historia. Se sentía fatal por ella.

—Me esforzaré muchísimo —le prometió, arrepentida y culpable. ¿Qué culpa tenía si su memoria era un colador?

La particularidad de aquel fanmeeting era, precisamente, el concurso. Era el quinto aniversario del grupo, así que durante todo el año habían estado planeando fanmeeting especiales en los que los fans podían cantar sus canciones. Tanto el público como Mamamoo votaban, aunque el voto de estas últimas tenía más peso. El premio era sentarse en primera fila, donde se sentarían Moonbyul, Hwasa y Wheein, y recibir varios regalos sorpresa. Irene no hablaba de otra cosa desde hacía semanas. ¡Ella tenía la culpa de que fuera así de poco vestida con el frío invernal! Por la puerta se colaba un poco de brisilla helada que le bailaba por las piernas, al descubierto por su falda corta, y se enroscaba en los muslos. ¡Maldita Irene, ella se había pedido los pantalones! Pero valía la pena, iban muy guapas.

—Voy a cantar tan bien que ganaremos el concurso —volvió a asegurarle—. No vamos a tener ningún problema.

—¡Vaya, por aquí tenemos a una candidata con mucha confianza! —exclamó una voz a su izquierda.



¡Hola! Este es mi segundo fanfic de MoonSun. No es tan largo como el otro (podéis echarle un ojo en mi perfil), aunque este capítulo sea laaargo. Se irán volviendo cada vez más cortos, ¡lo siento! Y cada capítulo será desde la perspectiva de Solar o de Moonbyul, se irán alternando. Seguramente vuelva a actualizar el martes, así que, ¡hasta entonces!

Destiny [MOONSUN]Where stories live. Discover now