Álvaro

174 16 5
                                    


_Vamos idiota, solo acércate a ella —dijo con frustración el de ojos azules— ni que te fuera a morder —rodó los ojos.

_No me morderá, es que... Ahhhg —dejo salir un grito de frustración— no puedo acercarme a ella, si lo hago quedare estático... no sabré que hacer o que decir... —agito sus brazos de un lado a otro.

Asomo nuevamente su cabeza por el muro, para poder seguir mirando a aquella chica que tanto le gusta.

_Déjame darte un consejo —lo tomo del brazo obligándolo a volverse hacia él— de amigo —se señaló a él— a idiota —apunto a su amigo, quien solo quería volver a mirar a aquella chica— ella ahora mismo está soltera, no tiene a ningún chico a su lado ¿o acaso la has visto con un chico? —este negó— pero no va a estar así todo el tiempo. Tarde o temprano llegara alguno, que si tenga el valor de acercársele, y la conquistara. —el de cabello azabache bajo su vista al suelo— ¿y tú? Estarás aquí —apunto al piso— como un completo imbécil, viendo como el otro chico le mete la lengua hasta la garganta. ¿Quieres eso? —pregunto.

_No, no, no —negó con rapidez— para nada. Eso es lo que menos quiero en la vida.

_ ¿Entonces que estas esperando? Ve y háblale de una buena vez, que ya estoy cansado de oírte hablar sobre ella ¡TODO EL TIEMPO! —lo tomo de los hombros, le dio la vuelta, y finalmente lo empujo para hacerlo caminar en dirección a la chica.

A sus 20 años, se siente como un niñato enamorado. Nunca en su adolescencia se había fijado de una chica de tal manera. Siempre eran caprichos, o simplemente atracción física. Pero en ella había algo diferente.

Desde su piel blanca, su cabello rapado y peinado hacia un lado, su ropa de colores oscuros y rota, hasta su forma de caminar. Todo le atraía, su forma de ser y sus manías, no hay algo que le desagrade de ella.

El solo acercarse a ella, hace que él se sienta inseguro.

"ok, solo respira, pon un pie frente al otro y camina. Tú sabes perfectamente cómo hacer eso. Acércate a ella y háblale". Pensó, para tratar de calmar sus nervios.

Inhalo y exhalo, permitiendo que sus pulmones llenarse de la cantidad necesaria de aire. Y al fin, empezó a caminar, paso por paso, mientras miraba a Aleska, la cual estaba distraída guardando cosas en su casillero.

"tú puedes".

Pie derecho.

"solo sigue caminando".

Pie izquierdo.

"solo camina"

Cargado de nervios, él seguía caminando en dirección a la chica.

Y siguió caminando hasta llegar a la chica, pero no se detuvo, siguió derecho.

Aleska cerró su casillero, vio al chico que acababa de pasar cerca de ella, se encogió de hombros y fue a su siguiente clase.

"¿Por qué no me detuve?".

_ ¡Ay, amigo! —el chico de ojos azules se pasó la mano por la cara, antes de trotar hacia su amigo

Al llegar a su lado, ambos se detuvieron.

_Adelante —metió las manos en los bolsillos traseros de su pantalón— ríete de mí —bajo su vista al suelo, cerro sus ojos y empezó a reprocharse mentalmente.

_Amigo, ya estoy cansado de reírme de ti y de tus tantas cartas. —Explico— ya me resigne a que seas un caso perdido.

_Ok, así como eres, nunca te podrás acercar a ella, —siguió hablando— tienes que calmarte ¿Cómo le dicen los hippies? Aja, tienes que relajar tus chacras hermano —lo último lo dijo con una voz serena.

Ambos caminaron hacia sus casilleros, los cuales están juntos.

El chico de cabello negro se hallaba distraído, hablando con su amigo sobre la exposición que tienen para la semana que viene.

_La profesora es muy exigente, tenemos que estudiar mucho —dijo el de ojos azules.

_Ni me lo digas —coloco la contraseña de su casillero— la semana pasada me regaño porque, según ella, mi respiración era muy ruidosa —imito de mal manera la voz de su profesora.

Abrió el casillero, y antes de poder sacar su libro de historia, un papel callo de adentro de este.

Ambos chicos se miraron con confusión.

_ ¿Te enviaste una carta a ti mismo? —pregunto con burla el de ojos azules.

El azabache ignoro su comentario, y se agacho para tomar el papel. Cuando lo abrió se sorprendió al leer lo escrito.

En una hermosa letra cursiva, y escrito sobre un papel rosa que tenía rastros de perfume femenino decía:

Feliz navidad, Álvaro.

_Valla Álvaro, quien diría que tienes una admiradora, que usa tu misma técnica para enamorar —dijo con burla— ¿crees que sea de Aleska? —pregunto

_Me encantaría que sea de ella —dijo con ilusión en su mirada— pero —llevó el papel a su nariz para olerlo, arrugo la nariz y repentinamente estornudo.

_ ¡Oye! Me vas a llenar de moco —se quejó su amigo

_Perdón —se disculpó. Froto su nariz— ella no usaría este perfume —continuo— es muy fuerte, Aleska prefiere el de esencia floral de jazmín. Y este es de canela con... yo que se —agito el papel en sus manos— soy alérgico a la canela.

_Puede que se trate de una broma de Elena, sabes cómo es ella.

_Tal vez —dijo Álvaro— guardaría la nota pero me daría mucha alergia, tendré que... botarla. —al decir eso, los recuerdos de Aleska botando y rompiendo sus cartas volvieron a su mente.

_Es lo mejor. Además, ya tienes una chica en tú cabeza, si agregamos otra te volverás loco.

_Para la única que tengo espacio en mi cabeza es para Aleska —el solo decir su nombre hizo que en su rostro se dibujara una sonrisa— Elena es... una amiga.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Hola, ¿cómo están?

¿Les ha gustado el capítulo?

Desde ayer estuve pensando en que escribir, y estuve toda la tarde escribiendo esto. Suena exagerado pero no, quería que este capítulo fuera perfecto.

Comente si quieren más capítulos como este, no se arrepentirán.

Cartas para la chica ruda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora