Epílogo

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Estoy boca arriba, en la cama de un hospital, conectado a varios sueros. Matt está a mi lado, al lado de él está su esposa, Lyla. Una chica muy bonita. Tienen una pequeña niña, llamada Kari, como la madre de Matt, como mi esposa. Estoy con mi familia, los que quedan, a mi alrededor. El médico le dice a mis familiares que se despidan rápido, pues no me queda mucho tiempo. Mi hijo llora mucha y no suelta mi mano.

―Papá, te amo.

―Y yo a tí, grandote.

Me abraza y me da un beso en la frente.

―Saluda a mamá, ¿sí? ―me pide.

―Lo prometo ―le susurro.

Entonces mis ojos se cierran lentamente, y llega la oscuridad, luego una luz fuerte se ilumina por todas partes, y me encuentro en una especie de ascensor. Me elevo y llego a una habitación blanca, brillante. Al fondo está Kari.

―Alfín llegaste ―me dice―. Te estaba esperando.

―Aquí estoy ―le respondo y nos abrazamos fuertemente―. Matt te manda saludos.

―Sí, lo sé. Lo cuidaste bien.

―Como te lo prometí ―le digo.

―Eres un lindo ―me dice acariciendo mi frente.

―Te dije que te amaría por siempre ―le digo.

―Juntos por siempre ―me dice y luego me da un beso.

Vivimos la eternidad juntos. Después de todo, ese es el verdadero amor.

Y entonces la miréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora