Amnesia

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La enfermera entra a la habitación y se asombra tanto al ver que Kari está despierta, sale corriendo llamando al doctor que dentro de pocos minutos llega. Me aparto para que el doctor evalue los signos de Kari, pero ella continúa con rostro de perdida.

—¿Dónde estoy? —pregunta ella—. ¿Qué paso?

El médico y la enfermera se miran sorprendidos, tratando de entender las palabras de Kari.

—Estás en el hospital —responde el doctor—. Sufriste un accidente.

—¿Accidente? —pregunta ella—. No recuerdo ningún accidente.

—¿No lo recuerdas? Estabas con él —dice el doctor señalandome.

Ella vuelve a mirarme pero no me ubica, completamente no sabe quién soy.

—¿Quién es él? —pregunta ella.

—Kari.... —le digo—. Soy yo, Zack.

—Disculpa, pero no te conozco —me corta.

Los médicos me piden que salga. Lo hago. En la sala de espera me hallo sentado, tratando de entender lo que está pasando. No me recuerda, no sabe quién soy;  es como si con un borrador hayan limpiado su memoria extrayendo una gran cantidad de cosas. Termino rompiendo en llanto.

De camino regreso a mi habitación me topo a mi padre, quién justo está llegando para cubrir su turno, se da cuenta que tengo los ojos rojos por las lágrimas. Me pregunta qué me pasa, pero yo me privo en responderle hasta entrar a la habitación. Ya dentro conversamos:

—Ahora sí, dime —me dice mi padre—. ¿Qué pasó?

—No sabe quién soy —le respondo.

—¿La chica?

—Sí.

Vuelvo a derramar lágrimas.

—A lo mejor perdió la memoria —supone mi papá—. Por el fuerte golpe en la cabeza.

Pienso bien en las palabras de mi padre. Puede que tenga razón, puede que haya perdido la memoria. Esto me preocupa mucho, porque no se cuanto tiempo dure esto. Tal vez días, o quizá semanas. Puede que años, puede que nunca más me recuerde.

Le pido a mi padre que vaya a comprar algo de la cafetería del hospital. Antes de salir le pido también que si ve a la enfermera por ahí, que le diga que venga a mi habitación porque necesito preguntarle algo. Él se va y minutos después entra la enfermera.

—¿Cómo está? —le pregunto.

—Mal —responde agachando la cabeza—. No recuerda nada. Aún no sabemos el límite de su amnesia.

—¿Límite?

—Sí, es decir, no sabemos desde qué momento de su vida perdió la memoria.

—Ella no me recuerda.

—¿Qué tiempo llevan conociéndose?

—Dos meses.

—Entonces supongamos que la pérdida de su memoria es desde hace dos meses —dice supondiendo—. ¿Sabes? Esta noche se le hará una tomografía, cuando tenga los resultados vengo y te digo el diagnostico.

La enfermera se despide y sale de la habitación, al mismo tiempo entra mi padre y tiene en sus manos un jugo y un emparedado de jamón. Me los da y lo como con gusto. Mi padre me pregunta para qué quería que venga la enfermera, yo le miento diciendo que nececitaba que mire mis mangueras del suero, porque sentía que estaban tapadas. Cae la noche y lo único que hago es pensar en la tomografía que le harán a Kari dentro de unos minutos, pienso en lo que saldrá en los resultados, si perderá su memoria para siempre, si algún día la recuperará, si llego a perder a mi Kari. Suelto lágrimas y caigo dormido.

Y entonces la miréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora