El sueño

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Me recuesto en mi cama después de un largo día de labores escolares. Tomo mi celular de la mesa de noche y reviso si alguien me envió un mensaje. No pasó.

Pienso sobre lo aburrido que es el colegio, sobre el odio de ver la cara de los mismos profesores todos los días por un año. Lo bueno es que estamos a mitad de periodo lectivo, no los veré mas dentro de poco. Dejo mi celular en la mesita de noche cuando mi mamá llama:

—¡Zack! La comida está servida.

—Voy —le respondo gritando igualmente.

Me levanto de la cama y camino hacia el comedor con desdén. Ya comiendo, las típicas preguntas: ¿Cómo te fue? ¿Sin novedades?. Y la típica: ¿Tienes tareas?

No sé que es lo que pasa, creo que las madres vienen con el chip de preguntonas. Sé que se preocupan por los hijos pero tampoco para que los acribillen de preguntas a penas lleguen del colegio.

—Zack —dice mi mamá—. ¿Qué tal la comida? ¿Te gustó?

—Sí.

—¿Solo sí?. 

—Afirmativo.

—Chistoso estás —dice soltando risas.

La verdad no tengo ganas de nada. Solo quiero acabar la comida, avanzar algo de deberes para que no molesten más tarde, y jugar en mi computadora mi juego favorito.

Un juego multijugador en línea donde tienes que controlar un personaje en específico y enviarlo a la guerra. Juegas con un equipo de cinco personas, incluyendote; y el objetivo es destruir la torre del equipo contrario. Es muy adictivo.

Son las cinco de la tarde y aún no acabo tareas. Esto es una mierda, no entiendo para qué nos envían tantas tareas, ¿Acaso no entienden los maestros que también tenemos una vida?. Continuo con este sufrimiento, hasta que suena mi celular y me apresuro por contestar. Es mi mejor amigo.

—Zack, Zack —me dice entre sollozos.

—¿Beto? ¿Qué paso?.

—Me dejó, ella me dejó.

—¿Nina? —refiriéndome a su novia, o bueno, a quien parece que era la novia.

—Sí, me dejó por otro.

—¿Por otro? ¿Pero no que te amaba?

—Eso decía, hasta que la encontré en el parque de su casa besándose con otro —no soporta más y rompe en llantos.

Beto y Nina eran mejores amigos, se conocen desde el cuarto grado y él me confesó una vez que ella le gustaba, estaba muy enamorado de ella y deseaba con muchas ansias ser su novio.

Un día me dijo que le pregunte cómo le gustaría que un chico se le declarase, para él hacerlo, y ella me dijo que le gustaría que sea en la playa, específicamente en un atardecer para que sus sombras se reflejen en la arena cuando ella le plante el beso del Sí. Llevé esta información a mi amigo y coordinamos para salir ella, él, otro amigo y yo.

Al final, Beto hizo lo que ella quería y pasó lo que ella tenía pensado: se le declaró en el atardecer de la playa y ella le plantó el beso del Sí.

Parece que no duró mucho.

—Beto, escucha —intento calmarlo—. ¿No crees que lo suyo no iba a funcionar de verdad?

—No lo sé, a veces parecía que sí.

—¿Cuánto tiempo estuvieron?

—Cinco meses.

—Ok, no es mucho. Puedes recuperarte.

—No puedo, Zack. Ella era mi razón de ser.

—Pero parece que tú no la de ella —me atrevo a decir con un tono fuerte.

—Ok —lo dice con voz baja.

—Lo siento, hermano, pero es cierto.

—Creo que tienes razón, gracias. Oye, ¿qué tenemos de tareas?

—Matemáticas, Química y Anatomía.

—Gracias, brother.

Cuelgo el celular y sigo con mi sufrimiento de tareas. Pienso sobre lo que me dijo Beto, porque, yo pasé por lo mismo.

Estuve enamorado de mi mejor amiga por mucho tiempo, un día le declaré mi amor y otro le pedí ser su novio. Ella aceptó y luego me fue infiel. Duramos tres meses.

Acabo mis tareas a las 10 de la noche y muero del sueño. No recojo mis libros así que los dejo en mi escritorio, me pongo el pijama y me acuesto a dormir.

Me hallo en el colegio, ¿tan rápido desperté y fui al colegio que ni me di cuenta?. Estoy en la cancha central y suena la sirena del receso. El patio en una velocidad de tiempo se llena de estudiantes: unos jugando football, otros basket, u otros simplemente sentados comiendo.

Giro en dirección al edificio central y alcanzo a ver a una chica. Alta, de cabello largo y oscuro, y ojos marrones. Me hace señales de que la siga. Lo hago.

Atravieso la ola de alumnos que llena el patio y la sigo hasta el interior del edificio. No la encuentro, así que empiezo a llamarla:

—¡Hey! Chica. ¿Dónde estás?

—Encuentrame —responde entre risas.

—¿Almenos me dices tu nombre?

—Es...... 

—¿Cómo? 

—Eres lento —me dice desde atrás.

Me volteo rápidamente y la veo acercarse a mi, me pone contra la puerta y me planta un beso.

Comienzo a escuchar una voz familiar en el aire. Entonces despierto de golpe, todo era un sueño.

Mi mamá me grita:

—¡Zack! ¡Despierta que llegarás tarde a clases!

—Ok, Ok. Voy.

Todo fue un sueño, no lo entiendo. ¿Quién era esa chica?, nunca antes la había visto. Por lo general sueño con personas conocidas, pero ella no, primera vez que la ví.

Medito todo en el camino al colegio.









Y entonces la miréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora