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Narrador omnisciente

Lisa caminaba por las calles, dirigiéndose al departamento de su novia.

Si nuestra inocente Lisa supiera lo que ocurre en realidad... Cuanta crueldad hay en el mundo.

- No te vayaaas. - Decía la pequeña Son mientras abrazaba a Lisa por detrás intentando evitar que siguiera caminando.

La tailandesa suspiró profundamente, volteó en los brazos de la contraria y presionó su dedo índice en la frente de Chaeyoung, provocando así, que retrodeciera.

- Me ha dicho que vaya a su casa... Además, ¿no la has escuchado? - Comenzaba a desesperarse por la poca paciencia que le quedaba. - Hablaba... Raro, gritando, como si estuviera peleando. -

Son suspiró y asintió, rindiéndose al escuchar por enésima vez las explicaciones de su amiga.

- Vete antes de que me arrepienta. - La más baja plantó un beso en la mejilla de la contraria, dió media vuelta, y se dirigió de vuelta a su hogar.

- Que cosas tienes, Chaeyoung. - La tailandesa volvió a suspirar, y se dirigió a la casa de su novia.

~~~

- ¡Tú! ¡Jennie Kim! ¿A quién si no? - La voz de Nayeon resonaba por las cuatro paredes de la sala de estar.

- ¿Te quieres relajar? Esto es fácil, me la follo, y le rompo el corazón, a ver si te ubicas un poco. - Kim, frustrada se cruzó de brazos y miró a su amiga con derechos.

Nayeon hizo un gesto de confusión con las manos y bufó con algo de enojo.

- Ubicate tú, lo que me faltaba. - Volvió a bufar. - Se supone que tendríamos que haber acabado hace 3 días. 3 putos días Jennie. ¿Y ahora me dices que me calme? No señorita, esto no se va a quedar así. - La chica amante de juego de tronos, dió media vuelta y abrió la puerta, encontrándose con Lisa e instantáneamente sonriendo ante su presencia.

- ¡Nayeon-ah! - Emocionada, la tailandesa se lanzó a los brazos de la coreana, la cual la atrapó y recibió en un cálido abrazo del cual no quería separarse.

"Pronto serás mía" pensaba la chiva de dientes de conejo.

- Hola Lisa. - Dijo Im con una voz suave, dulce y con un humor para nada similar al que tenía hablando con Jennie. - Hoy tenemos una fiesta, te llamaré para que vengas con Jennie, ¿vale? - En un intento de provocación, Nayeon susurró en su oído y beso su mejilla. - Yo también estaré. -

- Oh, claro que iremos Nayeon-ah. - Decía la tailandesa con un ligero y prácticamente imperceptible rubor en sus mejillas.

La coreana se separó, asintió con una sonrisa, se despidió de Lisa y marchó a su casa.

- ¿Amor? - Dijo Jennie apareciendo por el pasillo. Acto seguido Manoban cerró la puerta y miró a Jennie con un brillo curioso en sus ojos.

- ¡Hola linda! - Sonrió y Jennie fue, esta vez, la que se lanzó a los brazos y labios de Lisa.

Manoban con gusto correspondió al cálido beso que le brindaba la chica en sus brazos, acompañado de una sonrisa en el rostro de ambas.

Jennie se separó sonriente y la miró a los ojos, tomó su mano, y decidió tirar de ella para llevarla al salón.

- He-hey... ¿Por qué tanta emoción hoy? - Preguntaba Lisa algo confundida.

Y en ese momento, una serie de recuerdos atacaron la mente de Jennie como un rayo. Se había besado con Nayeon, y eso le había subido el ánimo.

- Es que quería estar contigo porque Nayeon últimamente está muy rara. - Inventó una excusa rápida la de ojos de gato.

Lisa alzó sus hombros con indiferencia y se dejó guiar por Jennie hasta el sofá, donde se sentó a lo que posteriormente la contraria se sentó en sus piernas.

- ¡Oh! Sanita compró una nueva consola, es muy... No sé jugar no lo entiendo. - Jennie actuaba de manera infantil e inocente para llamar la atención de Lisa.

- ¿Cuál compró? Por suerte tienes una novia que entiende de juegos, si quieres te puedo ayudar a aprender y... -

Kim posó su dedo índice en los labios de Lisa, y esta vez, la tormenta de recuerdos aturdió a la tailandesa.

Si le eres infiel, le eres infiel conmigo

Las palabras de la mejor amiga de su novia provocaron una extraña sensación de agonía en el pecho de la tailandesa.

- No quiero que juegues con la play, Lisa. -

El dedo de Jennie delineaba los labios de su menor, justo como lo había hecho anteriormente Nayeon.

- Yo... Quiero que juegues conmigo. -

Jennie apartó el dedo y besó a Lisa, recolocándose encima de ella y poniendo sus piernas a cada lado de la tailandesa.

- ¿Mmmgh? - Un ruido ininteligible salió de los labios de Lisa, pero la chica reaccionó rápido posando sus manos en la cintura de Jennie y sujetándola con algo de nerviosismo al sentir como profundizaba el beso más y más.

El salón pronto aumento de temperatura y ambas chicas jadeaban en los labios de la contraria. La ropa sobraba, y tanto que sobraba puesto que las manos de la tailandesa bajaron al trasero de la coreana, y dándole un leve apretón, de los labios de Jennie salió el nuevo sonido favorito de la pelirroja, un gemido casi inaudible se escapó de la boca de la chica más sexy de la universidad haciendo que de nuevo en cuerpo entero de Lisa se estremeciera.

- Así no llegaremos a nada, Lisa. - Susurró en un suspiro Jennie cada vez más excitada.

Manoban, haciendo caso omiso de su petición, agarró las piernas de la castaña, se levantó de un salto y se encaminó a la habitación de Kim.

Jennie enredó ambas piernas en la cadera de su novia y besó su cuello, dejando marcas y sonríendo orgullosa al ver el cuello ajeno enrojecido por ella misma.

Manoban por su parte jadeaba al sentir los colmillos algo afilados de la chica que le gustaba clavarse en su cuello, casi creyendo que era un vampiro y causando una leve risa, tremendamente dulce para oídos de la coreana.

- ¿Te molesta lo del cuello? Dejé marcas. - Susurraba en su oído con la voz algo entrecortada mientras sentía como su espalda chocaba contra el blando colchón de su cama, sus muñecas eran sujetadas por Lisa encima de su cabeza, y la mirada llena de deseo y lujuria en los ojos de Manoban se clavaba directamente en sus ojos, bajando poco a poco y recorriendo su bonito, sensual y bien trabajado cuerpo.

- No lo hace, no me molestaría nada de ti, Jennie. - Y de nuevo, los labios de Lisa se estamparon con los de Jennie, convirtiendo lo que parecía una visita normal a casa de su novia, en un beso desenfrenado y salvaje.

Lisa sujetó con una mano ambas muñecas de Jennie y le quitó la camiseta con facilidad, deleitándose por unos instantes con la vista de sus pechos tapados por la tela negra del sostén de Calvin Klein.

Kim, sonrojada, desvió la mirada y tragó saliva nerviosa, moviendo las muñecas aún atrapadas en la mano de Lisa.

- Jennie, mírame. - La coreana negó a su petición y siguió con la vista en la pared, siendo esta lo más interesante del mundo en estos instantes para ojos de la chica castaña. - Jen, porfavor. - Insistiendo de nuevo, Jennie se dió por vencida y miró a Lisa a los ojos.

- ¿Qué pasa? - Susurró la de ojos gatunos con la voz entrecortada.

- No desvíes la mirada, eres hermosa, no te avergüences de tu cuerpo. - Con una sonrisa sincera, las palabras de la tailandesa calaron en el corazón de Jennie.

Aunque todo fuera un juego para ella, palabras así no las había escuchado nunca, solo frases impregnadas de falso cariño y amor, y llenas, sin embargo, de deseo, lujuria y burla hacia su persona.

Después de eso, el ambiente solo aumento de temperatura, la habitación se llenó de los jadeos de ambas, ese día, ambas chicas se hicieron una.

...



Perdoname, Lisa, perdoname...

"Cerca de ti" JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora