Paleta de colores

Parte 5

Todo corresponde a su respectiva autora, lo que no asocien con ella en totalmente mío.

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Capitulo 5

Regresar al basilisco a las criptas subterráneas había sido demasiado sencillo, hablar pársel le resultó una gran ventaja para deshacerse del monstruo. Aun no se explicaba cómo es que esté había logrado salir a los pasillos del castillo. Esto sólo le demostraba que tenía que irse con cuidado mientras el fanfarrón de Gryffindor estuviera rondando por el castillo, sencillamente podía afirmar que ese entrometido hombre comenzaba a sospechar de él. Debería de empezar a manejarse con más precaución aunque si bien lo pensaba la presencia de la sangre sucia podía ayudarlo, inconscientemente, a distraer al león. Y aunque en un principio le parecio una idea oportuna de un momento a otro le empezó a incomodar.

Algo cansado y con un dolor de cabeza comenzando a formarse regreso a su despacho, nada mas empezaban las clases y ya sentía los problemas lo absorbían.

Al entrar a su despacho cierto olor a canela invadió sus fosas nasales, era de esas esencias de las que nunca te cansarías de oler y que de cierta forma siempre estaría presente en tu vida de una manera inconsciente deseando desesperadamente encontrar la fuente. Salazar encontró a Hermione dormida sobre su escritorio, sus brazos conformaban la almohada. Esa imagen, rara pero a la vez hermosa, de la joven sólo le daba una visión frágil de la misma, como si fuera romperse con el más mínimo contacto.

Tomó asiento y se dedicó a observarla, los rasgos de su cara se mostraban delicados, sin mancha alguna de oscuridad. Sus manos a la vista parecían hechas de la mas fina seda pero al momento de acariciarlas comprobó que una ligera aspereza junto con una que otra cicatriz. El hombre noto que la chica se encontraba en una posición incomoda, así que, después de una batalla interna, de si debía hacerlo o no, decidió que era la mejor opción y aunque si alguien más se enteraba pondría en duda su juicio no pudo evitar su acción futura. La tomó en brazos y se dirigió a sus aposentos, en el camino la castaña se acurruco en su pecho, buscando calor. Salazar, por primera vez en su vida, deseo que ese momento nunca terminara, que ella se quedara así, en sus brazos. Por primera sintió el calor de otra persona alrededor de él. Y, aunque sonara en contra de sus creencias, esperaba que no fuera el único momento que pudiera compartir con la chica.

Al llegar, la acomodó en la cama, la arropó y dejó que siguiera en el mundo de Morfeo. Él tomó lugar en uno de los sillones, menos cómodo pero que serviría para que pasara la noche en vela, después de todo no creía que el sueño lo visitara. La miraba removerse entre las sabanas de seda negra, cada cierto tiempo la escuchaba murmurar cosas ininteligibles. Deseo poder estar en la cama también. Y en cuanto estas palabras penetraron las mató, tanto a esas como a los deseos que anteriormente había tenido. No podía permitirse debilidades y por cualquier lado que lo observara esa chica lo era. Y la prueba de ella era el gran interés que estaba generando en él. Lo mejor sería recordarse quienes eran y que por más que quisiera nada podía cambiar. Él era Salazar Slytherin y ella una simple sangre sucia.

Tal y como pensó, eso noche no durmió nada, pareciera que el dios de los sueños lo odiaba y eso sumándole a todo pensamiento dirigido a la chica que en esos momentos dormía en su cama. La vio despertar alrededor de las seis de la mañana. ¿Qué reacción tendría al darse cuenta donde se encontraba?, se preguntaba Slytherin.

Hace mucho que Hermione no tenía una noche como aquella, había dormido tan bien. La cama parecía tener algún tipo de relajante porque después de que Salazar saliera ya no se había enterado de nada. Entonces la vela se encendió.