1
Dos balas impactaron en el muslo y en el hombro de Alex mientras que Jack fue atravesado por una en la espalda baja y una en la nalga derecha. Ambos dieron un fuerte grito de dolor al mismo tiempo que se retorcían en el suelo. Después del trueno y del disparo hubo silencio, solo se escuchaba el caer de la lluvia. La sangre de ambos se mezcló con el agua que caía del cielo, Jack y Alex dieron una mirada hacia abajo y pudieron observar al resto del escuadrón en el bote. Paul y compañía solo podían ver las cabezas de sus camaradas en el borde de la cubierta del barco, ya no podían hacer nada por ellos, ahora solo les quedaba seguir adelante; con cautela remaron hasta estar fuera del alcance de la prisión y del barco.
Mientras veían Jack y Alex cómo se iban sus amigos, los guardias y el alcaide se acercaron a ellos.
-Buen intento -dijo el alcaide inclinándose hacia ellos- Llévenlos a la enfermería.
-Señor alcaide, hay un bote alejándose de aquí. ¿Los perseguimos? -preguntó Observador con una sonrisa maliciosa.
Un relámpago cayo, el alcaide sonrió y se dio la vuelta.
-No. Su vida ya no está en nuestras manos, que Dios se apiade de sus almas.
Otro relámpago impacto con más agresividad, el viento se intensificó y la lluvia caía con más fuerza. Observador se quedó viendo el pequeño bote alejarse un momento más, miró al cielo y después al horizonte, ya entendía por qué el alcaide no quiso ir tras los reos. A lo lejos se podía ver una enorme tormenta acercándose y jalaría a todo lo que se le cruzara en el camino.2
Mientras que Michael, Tom, Richard y Paul remaban, John trataba de sacar la máxima cantidad de agua del bote con una cubeta, Johny dejó de quejarse, ahora estaba desmayado aún con la mano sobre el pequeño orificio que le había hecho Observador. Johny lo notó.
-Oigan, ¡OIGAN! Johny está desmayado. Todos voltearon de golpe.
- ¡Hay que vendarlo! -sugirió desesperado Tom.
- ¡No!, primero hay que tratar de sacar la bala, después lavar la herida y vendarlo -indicó Michael mientras que buscaba jabón y un cuchillo- Esto es lo que vamos a hacer... Paul y Tom, ustedes van a sujetar sus brazos, Richard y John sus piernas, yo trataré de sacarle la bala.
Todos asintieron y procedieron a tomar la extremidad del cuerpo de su amigo que les correspondía; ya bien agarrado, Michael se acercó con el cuchillo con el cuchillo, se secó el sudor combinado con agua de la frente e introdujo el cuchillo por el orificio poco a poco, la punta no bastaba, la bala estaba más profundo. Todos vieron cómo Michael metía primero la punta del cuchillo hasta llegar a casi la mitad del cuchillo haciendo ligeramente más grande el orificio y que brotase más sangre; al principio Johny solo hacía muecas, pero conforme se adentraba más y más el cuchillo comenzaba a despertar y a gritar.- ¡NO!, ¡POR FAVOR, PAREN! -gritaba con desesperación Johny tratando de liberarse. De la nada consiguió una sorprendente fuerza que hacía mecer el bote.
La sangre no se detenía y la lluvia se hacía cada vez más intensa haciendo que se pusieran más nerviosos los demás, apartaron la vista y cerraron los ojos. Los llantos y quejidos de Johny resonaban en sus oídos. un pequeño clink pudo escuchar Michael, había encontrado la bala, ahora tenía que tratar de sacarla, pero no fue posible; no había otra opción, tenía que meter su dedo y si era posible dos dedos para poder agarrarla, sacó el cuchillo, aún lloraba y gritaba Johny. Un trueno cayó al tiempo que Michael metió su dedo sin embargo solo llegó a tocar una la punta de la bala; con eso bastaba, comenzó a hacerla para atrás con el dedo hasta que al fin pudo tomarla con el dedo. Inmediatamente lavó la herida, hizo presión para que no sangrase tanto (algo que no había hecho Johny y eso le costó más de litro y medio de sangre) y lo vendó.
-Ya acabé, pero hay que darle algo de comer -le dijo a Paul señalando una de las cajas. Paul obedeció y sacó un filete crudo; no habían notado que Johny había cesado de gritar y llorar; cuando Paul acercó el filete a su boca, Johny lo miró y después cerró los ojos.
Todos slo zangolotearon, lo sacudieron y le gritaron su nombre, pero Johny no despertaba. Antes de que Michael le revisara el pulso, Tom habló.
-Oigan, oigan, ¡ESTAMOS EN LA ENTRADA DE UNA TORMENTA! -señaló al cielo.
El cielo se había tornado negro y caían rayos al azar los cuales resonaban con fuerza.
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Más Allá Del Mar
AventureTras huir de una prisión a la mitad del Océano Atlántico John, Michael, Paul, Richard y Tom tratarán de sobrevivir mientras surcan el océano para llegar a casa y conseguir el bello sabor de la libertad.